Situado en las costas tarraconenses, el municipio de L'Ametlla de Mar es uno de los destinos más visitados en época estival, por sus múltiples alicientes turísticos que aporta al viajero. Su costa escarpada, que alterna playas de arena fina con abruptos acantilados, es un enclave perfecto para el descanso, el deporte y la gastronomía típica mediterránea.
Debido a su cercanía al Delta del Ebro, su fauna acuática es inmensa, y numerosas aves como los cormoranes eligen las rocas de la zona para descansar o pescar. Este rico ecosistema invita a sumergirse en sus aguas practicando deportes como el snorkel o el submarinismo.
La Ametlla, que etimológicamente podríamos traducir al castellano como "almendra", siempre fue un pueblo pescador, con flotas pequeñas normalmente familiares. Este duro oficio se ha mostrado en caída libre las últimas décadas, y por lo tanto, en declive. Aun así, a día de hoy, esta población aún mantiene una flota nada desdeñable de pequeñas embarcaciones de pesca amarradas en su puerto, aunque en la actualidad muchas son de uso recreativo. Es habitual que los nacidos en esta villa pesquera disfruten en sus ratos libres de una modalidad de pesca más relajada y sin tanta presión, muy diferente al ritmo que enfrentaban sus antepasados en la mar.
La dársena pesquera aun cuenta con equipamiento activo para reparar las decenas de barcos que se arremolinan en los alrededores, bajo la mirada curiosa de las aves marinas como las gaviotas, que siempre buscan algo que llevarse a la boca.
Los Balfegó, aprovechaban la veda del atún rojo para faenar en los caladeros apropiados, pero estos solo permanecían abiertos dos meses al año, por lo que el cupo anual tenía que ser ultracongelado, bajando su calidad y encareciendo sus costes.
Con la llegada del siglo XXI, la familia cambió de táctica, y construyó una suerte de piscifactoría a unos 5 kilómetros de su Ametlla natal. En ellas, alojan los ejemplares de atún que han pescado gracias a su cupo en los meses que la veda permite su pesca. El procedimiento es complejo. En los caladeros que rodean las Islas Baleares, los barcos de la compañía despliegan sus gigantescas redes, atrapando a los peces en ellas. Cuando han conseguido el cupo permitido, las propias redes son trasladadas hasta la Ametlla a muy baja velocidad para evitar la muerte de los animales. De hecho, la travesía de las redes dura en torno a un mes. Una vez han terminado el larguísimo recorrido, los atunes comienzan a ser alimentados por los operarios, al tiempo que determinan su estado de salud. Gracias a esta técnica, disponen de pescado fresco durante todo el año.
Cuando el mercado lo exige, o cuando un cliente realiza un pedido, los pescadores acuden a los recintos, seleccionando los ejemplares que sacan de las redes con criterios de calidad. Cuando los expertos buzos bajan a los cercados, eligen al atún que presenta un estado óptimo, lo sacrifican de una manera limpia mediante una herramienta especial parecida a un fusil submarino.
Según la propia empresa, este conjunto de mecanismos están dirigidos a que el animal no sufra, lo que provoca una muerte rápida e indolora, evitando que la carne se tense y pierda calidad. Una vez abatido, el atún es subido al barco que transporta a los buzos y llevado a puerto. El paso siguiente, consiste en la evisceración del animal y su procesado, estando listo para su transporte en un tiempo récord. Cabe reseñar que los atunes son entregados a empresas de todo el mundo que requieren esta carne de reconocida calidad.
Este conjunto de novedosas técnicas, ha generado un negocio próspero y galardonado en todo el mundo. Pero los Balfegó, que siempre han demostrado adaptarse a los tiempos modernos, no dieron por concluida su visión de negocio en el mundo del atún.
Desde hace algunos años, los recintos donde los atunes esperan a ser pescados, son visitables por todo aquel que lo requiera. En el paseo marítimo de la población, una caseta prefabricada con el nombre "Tuna Tour" nos ofrece el servicio para poder hacer una excursión hasta sus instalaciones.
El proceso es simple. Nos ofrecen bucear con los atunes en función de nuestra titulación "Open Water" (o ausencia de ella). Si disponemos de los cursos necesarios, podremos descender junto con un especialista al fondo de las redes, equipados con todo lo necesario para la inmersión.
En caso contrario, nos limitaremos a entrar en los recintos con las gafas y el tubo habitual de los paseos "snorkel". En ambos casos, el equipo puede ser llevado por uno mismo o alquilarlo en la oficina de Tuna Tour.
Una vez equipados, subiremos a la embarcación, un catamarán de la compañía, donde se nos darán las instrucciones precisas mientras nos encaminamos hacia mar abierto.
Al poco de zarpar, las redes ya son visibles desde el barco, y las numerosas gaviotas presentes en la zona empiezan a arremolinarse entorno a las jaulas submarinas.
Conforme las sardinas entran en el agua, la tensión de los turistas y las gaviotas aumenta, y los enormes atunes no tardan en subir a la superficie para alimentarse. Estos prodigiosos animales, tienen un peso de entre 150kg hasta los 300kg, suelen deambular por el fondo de la red, que se encuentra a unos 25 metros de profundidad. Cuando detectan la presencia del barco nodriza y la comida en el agua, se lanzan hacia arriba buscando hacerse con las mejores carnazas.
Como es normal, no se puede expresar con palabras la emoción que se percibe cuando un atún rojo de grandes dimensiones pasa a escasos centímetros del visitante. La corriente que genera es muy potente a pesar de estar diseñado genéticamente para no ejercer demasiada fricción con el agua al nadar. Cabe recordar que en libertad esos animales pueden alcanzar velocidades superiores a los 90km/h, al alcance de muy pocas especies del mundo marino.
Además, los "ataques" no solo vienen de la parte inferior de las redes, puesto que las centenares de aves marinas que se congregan tratando de rescatar los cebos descartados es considerable. En definitiva, es un espectáculo vistoso y emocionante.
Por supuesto, como ya hemos comentado, los que dispongan de la titulación pertinente, podrán realizar una excursión submarina al fondo de las jaulas, pudiendo ver a la totalidad de los animales que allí se resguardan.
Depende de la época del año, podremos encontrarnos con ejemplares de distinto peso, aunque podríamos decir que la media está en los 200 kg. En libertad, los atunes pueden alcanzar los 600 kg, pero de cara a su consumo estas dimensiones no son recomendadas, ya que bajan la calidad de su carne al aumentar la proporción de grasa. El atún rojo es un brutal depredador en su medio, aunque el ser humano no corra ningún peligro, incluso al adentrarse en su propio terreno.
Conforme las existencias de cebo se van agotando, los visitantes comienzan a subir nuevamente al catamarán. Una vez que todo el mundo se encuentra a bordo, este zarpa hacia L'Ametlla, dando por finalizada su excursión.
Sin duda, es una experiencia que merece la pena vivir aunque sea una vez en la vida, la proximidad a estos grandes animales es algo que no puede describirse con palabras. Ya sea en la modalidad de submarinismo, como en la opción de snorkel, las emociones fuertes están aseguradas.
Por otra parte, y según las propias palabras de la empresa Balfegó, su estrategia está basada en el respeto al medio ambiente, ya que a la larga se pescan muchos menos ejemplares que utilizando las cuotas habituales. Aun así, debemos de ser conscientes de que los mares y océanos comienzan a resentirse gravemente debido a la pesca salvaje y a la contaminación de los ríos, que a su vez desembocan en las grandes masas de agua.
Tal vez, en no tantos años, las jaulas circulares de La Ametlla sean la única posibilidad para contemplar atunes vivos, y aunque pueda parecer exagerado, no hay más que hablar con los vetustos pescadores que deambulan por estos pequeños pueblos, para darse cuenta de que estamos acabando con todo. No debemos olvidar que muchos de los zoológicos de tierra adentro, cuyo fin ancestral era simplemente la observación de la fauna, hoy son el último recurso para muchas de las especies con las que de manera directa o indirecta hemos terminado.
PAGINA WEB DE LA EXPERIENCIA: WWW.TUNATOUR.COM
*Viajar o Morir quiere dejar claro que esto no es un post publicitario, ya que no se reciben contraprestaciones de las empresas mencionadas anteriormente (ni de ninguna otra). Este blog simplemente recomienda una experiencia vivida en primera persona sin mayor implicación.
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