lunes, 8 de enero de 2018

Numancia, Soria. La resistencia universal.

Los alrededores de la capital de Soria parecen un espacio tranquilo hoy día. Vastas extensiones de campos, pinares y zonas rocosas dan al lugar un aspecto idílico. Pero no siempre ha sido así...
Hace dos mil años, estaba en vigor un acuerdo de paz entre los pueblos celtíberos y el imperio romano (el tratado de Graco). Dicho tratado era sencillo a la vez que represivo, si los celtíberos querían la paz con Roma, debían de dejar de construir ciudades a lo largo del Ebro. Las ya existentes, no debían de ser reforzadas ni amuralladas. El injusto tratado se rompió, al tratar los celtíberos de fortificar una antigua aldea en Segeda, Zaragoza, en la comarca de Calatayud. 
Los romanos, al enterarse de la noticia, trataron de atacar Segeda, y sus habitantes, al verse indefensos ante tal ejército, huyeron al mayor poblado de la zona de Soria: Numancia. 
Inmediatamente, Numancia pasó a ser enemiga de Roma acusada de dar cobijo a los "enemigos del imperio". 
Los celtíberos, rápidos y astutos en el campo de batalla, pero con escaso nivel armamentístico, no tenían ninguna posibilidad ante un enemigo organizado y con numerosos recursos. 
A pesar de ello, más de 6000 romanos perecieron a manos de los celtíberos en campo abierto, por lo que el ejército romano tuvo que tomar medidas excepcionales ante un pueblo supuestamente inferior. 


Numancia, permaneció sumida en una guerra que duraría veinte años (comenzó en el 153 A.C). Aunque sus defensas no eran muy resistentes, su audacia y su posición elevada mantenían la ciudad a salvo de los ataques romanos. 
Uno de los ataques más importantes que sufrió la ciudad de Numancia fue a manos de los romanos aliados con Numibia, un ejército seminómada africano leal a Roma. 
Los númidas, naturales de los alrededores de Cartago, poseían caballos y elefantes, que cargaron con todas sus fuerzas contra la ciudad. Los numantinos arrojaron todo tipo de piedras y lanzas contra los atacantes. Cuenta la historia, que uno de los elefantes se asustó y provocó una estampida haciendo a los romanos y a los númidas batirse en retirada.
Numerosas fueron las escaramuzas que se fueron sucediendo a los pies de la muralla numantina. Todos los ataques fueron repelidos con éxito, forzando a Roma a mandar a uno de sus grandes líderes en combate: Publio Escipión. 
Escipión, responsable de la destrucción de Cartago cambió la infructuosa estratégia en la zona, y cercó la ciudad de Numancia construyendo siete campamentos en las lomas cercanas a la irreductible ciudad. 

Mapa del cerco ideado por Escipión
Además de los campamentos, el ejército romano edificó una muralla uniendo los campamentos, cortando el acceso a ríos y vías básicas de la época.
Escipión también cambió de táctica de combate. Su cometido era simple: esperar. La actitud claramente ofensiva pasó a ser completamente defensiva. 
Tras un año de asedio, la ciudad carecía de víveres suficientes para seguir adelante, lo que forzó a los numantinos a alimentarse de sus propios cadáveres. Ante semejante panorama, la ciudad cayó en manos romanas. Muchos de sus moradores prefirieron suicidarse antes que entregarse, y los pocos supervivientes fueron vendidos como esclavos. 
A día de hoy, poco queda en este lugar histórico. Unas escasas hiladas de piedras marcan vagamente donde estaban ubicadas las casas, las calles, los pozos y toda la infraestructura que allí se desarrolló. 


Lo que ha perdurado y perdurará, es ese espíritu combativo que los numantinos demostraron hace casi dos mil años. 
Bien sea por este hecho, o simplemente por visitar los restos de esta mítica ciudad, la visita merece la pena. Una pequeña parte de la ciudad está reconstruida con fines educativos y turísticos. Los paneles informativos y la audioguía disponible nos permiten identificar los puntos neurálgicos de Numancia y sus alrededores. 


Las estructuras más llamativas son relativamente recientes. Un obelisco emerge para recordar a los habitantes de Numancia. Fue construído en 1904 por órden de Ramón Benito, quien también costeó el Museo Numantino. 

Obelisco
Al pasear por Numancia es fácil darse cuenta de que la vida en aquella zona no sería fácil. El frío de la meseta castellano-leonesa, el viento al ser una zona expuesta, etc. Los numantinos intentaron construir las hiladas de casas orientadas de manera que el viento no las azotara directamente, protegiendo la ciudad con sus muros de piedra. 



Reproducción de una casa de la época
Y como en otros puntos de interés histórico, el dinero prima sobre el patrimonio. Cerca de los restos de la ciudad, más o menos donde se situaba uno de los siete campamentos romanos y su muralla, una aberración promovida por la burbuja y el lapidamiento de caudales públicos nos acecha desde el horizonte: la ciudad del medio ambiente.


Esta mole de hormigón y planchas de acero costó mas de 50 millones de euros y rompe por completo la fisonomía del paisaje. Actualmente se encuentra en fase de abandono, lo que hace la situación todavía más esperpéntica. Esta no es la única amenaza que planea sobre Numancia. Existen diferentes proyectos de urbanizaciones que arrasarían con lo que queda de varios campamentos adyacentes. Diversas instituciones y plataformas pelean a diario por la no construcción en esa zona con distintos resultados.

Dejando a un lado las "salvajadas" del ladrillo, podremos observar restos de la antigua muralla rehabilitados. 


Aún son reconocibles los puntos de agua de la ciudad y edificios que a pesar del paso del tiempo nos hacen intuir su forma real. Las excavaciones siguen, aunque de una manera lenta, y poco a poco van desempolvando los cimientos de esta aldea histórica.


Excavaciones protegidas de las inclemencias climatológicas
Aunque hayan pasado dos milenios, los sorianos se sienten orgullosos de sus antecesores celtíberos. Uno de los símbolos más reconocibles es el de un caballlo de dicha tradición. Supuestamente, el reconocido estandarte soriano se sacó de las fíbulas que llevaban los ancestrales jinetes y servía como anclaje de las armas o simplemente como amuleto protector. Tras caer Numancia, los romanos se apropiaron también de ese peculiar símbolo celta. 









Fayón, Zaragoza. El reflejo de la Guerra Civil Española.


Fayón, un pueblo que ahora cuenta con menos de 400 habitantes censados, es una pequeña localidad, pero grande en historia. Una historia de estratégia, de muerte, de destrucción, de victoria y derrota. 
El 25 de Julio de 1938, sus alrededores vivieron una de las más importantes batallas de la guerra, la batalla del Ebro. 
En la madrugada, al amparo de la noche, la 42 división republicana cruzó el río Ebro con ferocidad tratando de cortar las comunicaciones del bando nacional en la zona. Fayón, situado en un punto estratégico, era el eje vertebrador de toda la comarca, y como tal, estaba bien defendido. Pese a que los ataques republicanos fueron exitosos y bien planificados en un primer momento, la reacción del bando nacional no tardó en llegar haciendo retroceder nuevamente el frente en escasos días. El resultado de la contienda acabó con un saldo elevadísimo en los dos bandos, y con una tierra arrasada y quemada por los proyectiles de alto calibre lanzados en la batalla. 


El paso del Ebro
Durante años, el tiempo fue borrando poco a poco los vestigios dejados por la guerra, pero el hierro, el dolor y las historias perduraron en la memoria y en los campos que rodean la zona. 



Alrededores de Fayón que demuestran su importancia geoestratégica
En 2006, se oficializa la Asociación de la memória hístorica militar del Ebro. El objetivo de esta asociación es recopilar información, materiales y objetos diversos, clasificarlos y exponerlos para arrojar algo de luz sobre lo que el franquismo y otros sectores llevan años intentando esconder. Sin apenas ayuda gubernamental, y tan solo contando con el trabajo desinteresado de los socios (casi 200) el grupo va tomando forma y consiguen recolectar todo tipo de utensilios utilizados en la guerra civil, y más en concreto en la batalla del Ebro. 
Poco a poco, y con el esfuerzo de afiliados y amigos, la colección de documentación, historias personales y elementos de guerra empieza a dar sus frutos. Decenas de objetos se amontonan en talleres donde gracias a la restauración se les devuelve casi a su estado original. 

Debido a la abundancia de material, la asociación comienza a alquilar espacios que gradualmente se van quedando pequeños debido a la gran cantidad de elementos que conforman la colección. 
Actualmente, la asociación de la batalla del Ebro posee una enorme nave en la que se recrean diversos ambientes cotidianos del día a día de la época, además de la consabida exposición de objetos de carácter bélico que aumenta con el paso del tiempo. 

Fachada del centro expositivo
Una vez sobrepasada la entrada, los miembros al cargo se encargan de proporcianarnos un trato exquisito, mostrándonos detalles del espacio que a simple vista pasarían desapercibidos. El relato de las historias personales de personajes que vivieron la batalla, se entremezcla con las fotografías y vídeos que decoran la sala. Cada elemento, porta una pequeña placa identificativa, lo que hace muy didáctica la visita.

Un maniquí del bando nacional nos da la bienvenida

Pequeña barca transporta suministros de munición
Los paneles informativos dan cuenta de las historias de la batalla, como la de un grupo de soldados que, al verse acorralados por la ofensiva republicana, se refugiaron en una antigua cavidad horadada en la roca muy próxima al río Ebro.
El bando republicano, en su afán de cruzar el Ebro, tendió varios puentes, algunos capaces de soportar el peso de la maquinaria pesada. Esos puentes, tras continuos escarceos, fueron derribados paulativamente. 

Las fotos que decoran el espacio no tienen desperdicio
Una de las cosas a destacar de este múseo, es que hay zonas en las que como visitante es tu deber tocar y sentir los objetos. Produce cierto cúmulo de emociones el sostener con tus manos un proyectil de guerra o una granada de mano. 

Obligatorio tocar
Por supuesto, además de estar presente en todo momento la maquinaria bélica, también se muestran las consecuencias de dichas máquinas y artefactos.

Estragos en la trinchera
Probablemente, el museo de Fayón sea el más grande, el más completo, el más.... pero a su vez, es el más olvidado. Parece mentira que con una colección tan extensa y variada este museo no esté continuamente en el eje cultural de Aragón. Como veremos a continuación este emplazamiento no está promocionado como se merece. 

Proyectiles y sus consecuencias
Este museo se divide en varios espacios, en cada espacio podemos encontrar simulaciones a tamaño natural de las escenas más destacadas de la vida cotidianda en el frente. 





El museo posee tal cantidad de objetos que es imposible fijarse en todos los pequeños detalles que esconde cada escena, pero cada escenario nos regala una excelente toma fija de lo que debieron de vivir aquellas personas en esos tiempos tan convulsos. 

Parchís anti-franquista
Una de las estrellas de la colección (al menos para la persona que escribe estas líneas) es la bicicleta "armada". Se trata de una bicicleta aparentemente normal, pero con varios accesorios como granadas de mano en el manillar y un fusil preparado para entrar en combate. 


Vitrinas y más vitrinas, guardan verdaderos tesoros en perfecto estado de conservación. Emblemas, pistolas, granadas, tabaco, todo lo imaginable se puede encontrar en este museo. 

Espectacular colección de fusiles de todo calibre y forma
Granadas de mano
 Puedes perderte durante horas entre los miles de objetos expuestos
                   
Una vez sobrepasada esta primera parte de reconstrucciones y vitrinas, nos adentramos en "otro mundo". Sobre el suelo, y esparcidos a cientos, la asociación ha recreado como quedó el suelo de los alrededores de Fayón. El número de fragmentos que cayeron en la zona modificó la fisionomía de toda la zona. 

Después de la contienda
Los propietarios del museo realizaron una ardua labor de recolección de material por el procedimiento "puerta a puerta" en Fayón, además de ayudarse de sistemas de detección de metales. A día de hoy siguen apareciendo restos en los alrededores.



Quiero poner en valor la entrega y la dedicación de esta asociación. El simple hecho de disponer de tanto material y conseguir crear un museo y no una chatarrería ya tiene mérito. Las piezas se encuentran en pequeños espacios, pero en ningún momento dan la impresión de estar "amontonadas", más bien, parece que han conseguido un gran efecto visual convirtiendo el contenido en material didáctico bien organizado y sincronizado. El trabajo duro de restaurar, clasificar y mostrar creo que ha dado sus frutos. 

Los escenarios están muy trabajados
Otra de las muchas joyas que tiene este museo, es un tomavistas original de "Robert Cappa", seudónimo de Endre Erno Friedmann, corresponsal de guerra húngaro presente en la contienda. 

Tomavistas de Robert Kappa
La asociación no solo se dedica a reformar y meter en una vitrina los objetos que caen en sus manos. Seguro que todos hemos visto alguna pieza de su colección, pues suministran material de atrezzo a los directores de películas que lo solicitan. 

Films en los que han participado
Pero no solo facilitan materiales para películas ajenas, ellos mismos forman parte de una película. Cada año, a finales de Julio, Fayón se convierte en el centro de todas los interesados en militaria a nivel nacional, incluso mundial. Dos ejércitos en contienda, armados y uniformados con estricto rigor histórico, recrean la batalla del Ebro con artificios propios de las superproducciones de Hollywood. Cientos de personas dan vida a la historia simulando el paso del Ebro, incluyendo aviación y maquinaria pesada.  



Como podéis comprobar en el vídeo, el resultado es inmejorable. Y para comprobar la veracidad del esfuerzo y el ánimo de esta asociación, basta con dar un paseo por los alrededores de la nave museo, donde restauran,construyen y adaptan vehículos de gran tamaño para lucirlos en las representaciones anuales.


En las representaciones también se realizan otras actividades como mercados de militaria, charlas, etc. Lo que da a la recreación una envergadura importante a la que asiste un gran número de público. Desde el punto de vista organizativo es un rotundo éxito, puesto que por unos días al año pone a Fayón en el mapa, un reconocimiento del que carece injustamente el resto del año. 
Si no podemos disfrutar de la recreación en nuestra visita, siempre podemos ver los escenarios de la batalla. 

Parte del escenario de la recreación



A continuación, os dejo el link de la asociación, seguro que estarán encantados con vuestra visita. 


                                   













jueves, 4 de enero de 2018

Mérida, Badajoz. El centro de todas las miradas.



Mérida, una ciudad en el objetivo de todos. 
Desde tiempos inmemoriables, diversas tribus y civilizaciones se han establecido en esta localidad pacense. Aunque fue fundada en la prehistoria por pequeñas tribus, no alcanzó su esplendor hasta el 25 A.C, cuando mandó ser construída por el emperador Octavio Augusto para dar un retiro de lujo a sus soldados veteranos. Era una colonia romana numerosa y no repararon en gastos a la hora de construir una megaciudad de la época. La nueva ciudad emergió de la nada con un proposito lúdico cuya infraestructura giraba en torno al agua que aprovechaba principalmente del río Guadiana. Numerosos puntos de interés como termas, acueductos y el alcantarillado se conservan intactos a día de hoy. 
Sin embargo, las grandes estructuras que se conservan se basan en el propósito festivo característico de la civilización romana: el anfiteatro, el circo, y los templos dedicados a los dioses hacen retroceder al viajero en el tiempo en un claro equilibrio entre lo antiguo y lo moderno. No debemos olvidar, que los romanos tenían en gran estima a esta ciudad, y la designaron capital de Lusitania.


Es muy dificil caminar por Mérida y no darse de bruces con alguna estatua, edificio o resto histórico de importancia. Pese a que distintas civilizaciones invadieron la ciudad, la huella romana permanece hasta nuestros días. Los visigodos se establecieron en Mérida durante un siglo (siglo V), convirtiéndola en su capital más importante, pero no tardaron en caer ante ejército musulmán, en el año 713. Dado que el carácter de la civilización musulmana era adaptativo y no destructivo, la ciudad apenas sufrió cambios de importancia. 
Ya en el año 1230, la reconquista cristiana la hizo sucumbir y los musulmanes abandonaron aquellas tierras para siempre. 
Para rematar su importancia geo-estratégica, en la actualidad Mérida es la capital de Extremadura, en reconocimiento a su gran pasado histórico. 

Antiguo foro romano (templo de Diana)
El foro es un ejemplo de lo citado anteriormente. Con la llegada de la cultura musulmana el edificio se renovó manteniendo casi toda la estructura original, incluso mejorándola. Ahora es un enclave que atrae a los admiradores de ambas culturas. 



Uno de los mayores atractivos de la ciudad es su espectacular anfiteatro y su adyacente teatro. Claramente dividido, aunque en el mismo recinto, cada estructura es distinta y juntas, forman una gran megaestructura. 

Uno de los numerosos accesos que conectan las dos estructuras
En el anfiteatro, acontecían espectáculos con cierta regularidad, desde la lucha entre gladiadores, hasta peleas con animales. El diseño no es novedoso pero sigue siendo original, el graderío rodea casi todo el anfiteatro, y en la pista central existe una cavidad horadada en la roca donde se depositaban los materiales necesarios para los espéctaculos. 
en los extremos de la pista, pequeñas construcciones a modo de jaulas hacían de presentación a los gladiadores del día. 

Pista y foso de servicio
Panorámica (fuente:Wikipedia)
A simple vista, se sabe que el número de espectadores que asistían era elevado, pues este tipo de espectáculos atraía enormemente a los residentes y forasteros de la ciudad. 

Cavidades donde los gladiadores aguardaban su momento
En tiempos de hambruna y crisis, el imperio romano abogaba por la política de "pan y circo", es decir, alimento de baja calidad y muchos espectáculos para obviar la política. Desgraciadamente, esta forma de política ha perdurado por los siglos de los siglos y se ha conservado mejor que los monumentos. 


 Dejando a un lado la política, es un inmenso placer pasear por el anfiteatro y descubrir sus "escondrijos" no tan secretos. 
Entre las estructuras principales (anfiteatro y teatro) hay una zona que no debemos olvidar prematuramente, pues el enlace está colmado de jardines, estatuas rescatadas por los arqueólogos y otras muchas piezas recuperadas. 

Jardines y restos arqueólogicos (el teatro como fondo)
El ayuntamiento de Mérida se encarga de las visitas guíadas (muy instructivas) y del mantenimiento de los edificios y los jardines. Si en el resto de edificios históricos tuvieran la misma consideración, algunas ciudades podrían duplicar sus visitas de los amantes de la cultura antigua. 


No tengáis prisa en a la hora de ver esta zona, pues siempre os quedará algo por descubrir que a primera vista pasará desapercibido. 
Y ya por fín, el plato fuerte del complejo: El teatro.

Fotografía: Ayuntamiento de Mérida
Aunque restaurado parcialmente (especialmente la zona del graderío), el teatro sigue brillando con luz propia. Las grandiosas columnas, las arcadas sin fin, los pasadizos semisubterráneos y las formas geométricas perfectas convierten el lugar en un sitio mágico. 
En ocasiones, el teatro vuelve a la vida en su forma natural, desarrollándose en él un sinfín de actuaciones y festivales conocidos mundialmente. Esa gran fiesta atrae numerosos visitantes, y no es para menos. 


Cualquier rincón, cualquier ángulo, es bueno para hacer una fotografía en este lugar. 

Imagen del exterior
Evidentemente, la ciudad rebosa historia. Basta con dar un paseo por la urbe para ver la ingente cantidad de excavaciones que están en proyecto,en proceso o ya terminadas. La lucha entre el ladrillo nuevo y la historia de la ciudad se vive en cada esquina, con resultados dispares. Aun así, la ciudad sigue creciendo en cuanto a patrimonio cultural e histórico año a año. 

Arco de Trajano
Un pequeño error histórico, hizo que este arco se atribuyera a Trajano, cuando en realidad era del emperador Tiberio. Con sus casi catorce metros de alto no pasa desapercibido. 

Una de las múltiples excavaciones de la ciudad
Otro gran punto de interés turístico es el gran puente romano (el más largo de la antiguedad) que a base de distintas remodelaciones aún conserva su fisonomía antigua. 

Parte del puente romano
Como se observa en la fotografía, las estructuras antiguas se solapan con las modernas. 


El puente, además de conservar su valor histórico, ofrece privilegiadas vistas de los sotos y su entorno. 


Un dato relevante es que la calzada romana "Vía de la plata" atravesaba este antiguo puente y conectaba importantes ciudades como Toletum (Toledo), Olissipo (Lisboa) o Cesaraugusta (Zaragoza). 
A orillas del Guadiana, junto al puente, nos encontramos con otro gran enclave de la ciudad: la Alcazaba.
La Alcazaba fue construida por Abderramán II en el año 805. Básicamente, su tarea era defensiva. Desde su privilegiada posición podía controlar las dos orillas del Guadiana y repeler cualquier ataque. 



Sus murallas, de diez metros de altura, eran lo suficientemente altas y gruesas para hacer sentir a salvo a sus moradores, aunque finalmente sucumbió en la reconquista cristiana. 
En sus profundidades, y tras distintas excavaciones, se han encontrado restos de calzadas romanas y una antigua puerta que defendía el puente de amenazas externas. 

Muros de la Alcazaba
Aunque más moderna, la Alcazaba no está exenta de historia, multitud de civilizaciones la han utilizado con diferentes fines, incluso en la era cristiana fue usada como sede del Priorato de San Marcos de León. 
En su interior todavía quedan los restos de un gran aljibe de agua. Unas escaleras nos conducen al subsuelo que se halla parcialmente anegado por aguas procedentes del río. 

Entrada al aljibe
Y en una ciudad casi enteramente romana, no podía faltar su estructura preferida: el acueducto. 


Aunque gran parte del acueducto transcurría bajo tierra por agujeros horadados en la roca, parte de la zona emergente se conserva en los alrededores de la ciudad. En total, 12 kilómetros de construcción que abastecían a la ciudad y sus alrededores de agua limpia y potable. 
En el interior de la ciudad, todavía quedan restos del trazado original, pero su fisonomía cambía mucho respecto al original. 




Las legiones romanas "jubiladas" debían de gozar de un alto nivel de vida, puesto que tenían a su disposición enclaves para todos los gustos y bolsillos. Otro de los puntos de interés es el circo. 
El circo consiste en una larga pista de arena con forma ovalada donde las cuádrigas disputaban carreras a gran velocidad. Todo el trazado está rodeado de graderios de tamaño mediano de los cuales aún se conservan zonas en buen estado, aunque a nivel general está muy degradado. 

Aún se aprecian con claridad los restos de la pista


Vista desde uno de los extremos

Vista panorámica


Es muy fácil dejarse sugestionar por una ciudad con tanta historia y tantos centros neurálgicos tan bien conservados que nos hacen ensimismarnos e impregnarnos de historia. 
Como diría Julio Cesar: Vine vidi vici.