jueves, 19 de diciembre de 2024

El juego del calamar gigante Cantábrico.

 La mitología marinera está llena de referencias a grandes y misteriosos animales que emergen de las profundidades sin previo aviso para atacar a los tripulantes de los navíos en sus largas jornadas de travesía. 

En primer lugar, fueron los nórdicos quienes comenzaron a transmitir la información de que unas grandes bestias salían a la superficie alertadas por la presencia de sus barcas. Al parecer, si la carga era valiosa, los seres hundían las embarcaciones haciendo perecer a toda persona que allí permaneciera. Este animal era conocido como "kraken", y sus formas y tamaños variaban en función de quien contara la historia, aunque todos coincidían en alguna semejanza con los calamares o pulpos actuales. 


Kraken atacando un navío


Los miedos ancestrales a lo desconocido, hizo que esas leyendas se dieran por válidas y comenzaran a tener impacto en el folklore y las tradiciones europeas. En las antiguas tabernas, la palabra "kraken" se fue haciendo común durante las largas noches de tertulia. 

Con la llegada de un pensamiento más científico, estas leyendas cayeron en desuso, aunque como todas las historias, tenían un hilo de conductor verdadero, pues la bestia era real. 

El Mesonychoteuthis hamiltoni, más conocido como "calamar colosal", puede llegar a pesar 750kg, y tener una longitud de entre 12 y 15 metros. Con estas dimensiones, es normal que los antiguas marineros entraran en pánico si por error sus artes de pesca subían algún ejemplar de esta especie a su barco. Se puede casi sentir el terror de estos trabajadores, al ver al gigantesco animal agitando sus grandes patas plagadas de ventosas tratando de zafarse de sus capturadores. Por lo tanto, daríamos por válido que contaran y exageraran algo su historia al llegar a puerto. 


Calamar colosal siendo arrastrado por un barco


Con la llegada de las investigaciones subacuáticas, se especuló con la existencia de estas criaturas en el pasado, siendo posiblemente aún mayor su tamaño y envergadura, aunque por circunstancias desconocidas no consiguieron sobrevivir hasta nuestros días. Esta hipótesis es probablemente correcta, aunque desconocemos todavía la mayor parte de los secretos que guardan estas grandes masas de agua que nos rodean. 

A día de hoy, es casi imposible localizar ejemplares de especies de calamar gigante, ya que reaccionan negativamente a la luz solar, lo que les ha obligado a vivir en las profundidades oscuras, donde los rayos no consiguen penetrar y reina la negrura. 

Aun así, tras su muerte, o quizá capturados por una red de arrastre, es posible que emerjan a la superficie, incluso en algunos casos, que lleguen a alcanzar nuestras costas. 

Y ese precisamente fue el caso de un calamar gigante, de la especie Architeuthis Dux, que apareció varado en 2013 en una de las playas de Pechón en la costa cántabra. El impresionante ejemplar pesaba 150 kilos y medía 10 metros de largo. Según los expertos, la probabilidad de encontrar este individuo era remota, considerándose un hallazgo de gran valor para la ciencia y para el público en general. 


Calamar de Pechón


Pasado el revuelo inicial, el calamar fue transportado por las autoridades y permaneció criogenizado durante tres meses, para luego ser trasladado a una urna con 850 litros de formol y etanol, para su completa preservación. 

Este kraken cántabro, fue adquirido por el Museo Marítimo del Cantábrico, ubicado en Santander. Allí permanece expuesto desde el año 2014, siendo la auténtica estrella del museo. 


El kraken cántabro


Realmente resulta una experiencia impresionante adentrarse en la sala oscura donde se encuentra, y contemplar su tamaño y sus colores pálidos, que dan la impresión de no poder pertenecer a nada conocido en el planeta Tierra. 

Durante varios años, y a raíz de la destrucción en 2011 del que fuera el primer Museo del Calamar Gigante de Luarca (Asturias), algunos de sus ejemplares fueron trasladados al museo santanderino, por lo que en una misma sala se podían observar varios ejemplos de esta misma especie aparecidos en las costas españolas.


Museo del calamar en Luarca. Fuente.Flickr


En el año 2022, el museo de la población asturiana reabrió sus puertas en otro emplazamiento más alejado de la costa, y la exposición fue rearmada nuevamente. 

Por suerte o por desgracia, cada vez más ejemplares de este tipo son capturados por las redes de los barcos, aprovechando que los cefalópodos ascienden para alimentarse. De hecho, no todos llegan a ser conservados por los científicos, sino que se venden para formar parte de los menús más extraños y exigentes. Por suerte, los especialistas pueden rescatar algunas muestras de estos cuerpos antes de que sean consumidos, ya que al ser una especie tan poco conocida cualquier pista para conocerlos mejor es importante. Mediante el ADN se han conseguido referenciar y descubrir nuevas especies. Incluso las investigaciones han conseguido filmar estos grandes calamares no muy lejos de las costas españolas, sobre todo en la zona costera asturiana. De hecho, una de las grandes zonas para avistar este tipo de especies son Nueva Zelanda y esta parte del Mar Cantábrico español.


Científicos tomando muestras


El fenómeno "kraken", resurge cada cierto tiempo con la llegada de las redes sociales, ya que determinada gente, exagera o manipula ciertas fotografías tratando de anunciar el descubrimiento de alguna especie aún más mastodóntica que las ya conocidas. Por supuesto, estos documentos son fácilmente detectables, y forman parte ya del folklore al que nos tiene acostumbrados esa gran maraña de ideas llamada internet. 


Fotografía "fake" de un supuesto calamar varado


 

Parece obvio que no todos los misterios oceánicos han sido resueltos, ya que se calcula que apenas conocemos el 3% de las masas de agua de nuestro mundo. A pesar de las numerosas expediciones científicas y los experimentos que se realizan, aún queda mucho por hacer. La gran extensión que ocupan los mares, posiblemente tarde siglos en cartografiarse plenamente, y mucho más en estudiarse sus especies, ya que la presión y las duras condiciones hacen inviable dicho estudio. 

Como ya citan muchos expertos, "conocemos mejor el espacio que nuestros mares". Esta afirmación, que es completamente cierta, resulta chocante, ya que un 70% de nuestro planeta está conformado por estos hábitats subacuáticos. 

Por suerte, ese desconocimiento sobre nuestros mares, hace que siga creciendo el enigma sobre ellos, aportando historias que probablemente sean irreales, pero que nos obligan a buscar ese hilo conductor verdadero y fascinante. 


La vida abisal, una fuente de leyendas


 


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