martes, 2 de octubre de 2018

Foz de Lumbier (Navarra)

A menudo, los parajes en los que la naturaleza es la protagonista, suelen ser lugares escondidos, protegidos de la mano del hombre por esbeltas montañas y por vegetación abundante, pero a veces la norma se rompe. Un caso claro es la Foz de Lumbier, un paisaje a escasos dos kilómetros de una de las autovías que vertebran la comunidad navarra sirviendo de unión con la comunidad de Aragón. 
El río Irati ha ido sesgando las rocas circundantes a lo largo de milenios, convirtiendo el paisaje en una enorme garganta labrada en la piedra. 


Rio Irati en su descenso por la Foz 
La palabra "Foz", perteneciente a un idioma casi extinto, significa cañón profundo por el que discurre un río, y es endémica de la zona. Como suele ocurrir en algunos monumentos naturales, su propio nombre define lo que nos vamos a encontrar. 
El aparentemente inofensivo río Irati se desplaza suavemente por el fondo del barranco, rodeado de vegetación y de fauna. 
Para nuestra suerte, los 1300 metros más escarpados de esta garganta se pueden hacer a pie, por una vía apta para todos los públicos, contando incluso con un parking a la entrada del recorrido. 
Este espacio está catalogado como parque natural, y no es para menos, puesto que su riqueza naturística es muy elevada. 
El sendero, en ocasiones horadado en la montaña, nos acerca al extremo más estrecho de Lumbier, en el que apenas 20 metros separan una pared de la otra. 

Túnel horadado en la roca
En todo momento, si nos detenemos a contemplar las escarpadas montañas de nuestro alrededor, podremos observar innumerables buitres, que eligen este paraje para anidar y vivir. 


Si no contamos con la suerte de verlos posados sobre las rocas, seguro que podremos contemplarlos volando sobre nuestras cabezas en busca de carroña para alimentarse. 


Toda la ruta se encuentra perfectamente señalizada, incluso han habilitado caminos más o menos agrestes para poder tocar el agua del Irati, que baja fresca durante todo el año. Aguas arriba, este río nace de las confluencias del Urtxuria y Ulbeltza, lo que da nombre a la selva que rodea su nacimiento, y que es uno de los lugares con más belleza de toda la comunidad foral: La Selva de Irati.


Esta garganta cuenta con su leyenda particular. Un puente, levantado en el siglo XVI, que ahora se encuentra en estado de ruina, es el protagonista de un extraño pacto entre una jóven y el diablo. Según cuentan las malas lenguas, Clisatela, una humilde sirvienta de una dama acaudalada, tenía que cruzar el río Irati sin barca para buscar aguas medicinales para su señora que se encontraba enferma. La corriente era muy fuerte y ya caía la noche sobre la zona, así que la joven comenzó a desesperar. En un momento dado, el diablo se le apareció, y le prometió construir un puente a cambio de su alma. En su contrato verbal, el puente debía de estar construido antes del amanecer, pero el diablo se retrasó en la construcción. A primera hora de la mañana, el diablo mostró a la joven el puente construido, pero se salvó de entregar su alma, por lo que la doncella rebautizó el puente como "Puente de Jesús". 
Aunque la historia es digna de contar, la realidad es que los ingenieros que lo construyeron, lo bautizaron así debido a la complejidad orográfica del terreno, y a los quebraderos de cabeza que tuvieron que soportar para levantarlo. Finalmente, tras 200 años de uso, en torno al año 1810, es demolido por las tropas francesas por motivos estratégicos. 

Restos del Puente del Diablo
El controvertido puente se encuentra al final del recorrido, donde la montaña acaba y empieza la llanura. Tras tomar un pequeño desvío podemos observar sus ruinas. 
Esta zona, es probablemente la más estrecha de todo el cañon. Sus elevadas paredes verticales, la flora, y el color del agua crean una estampa asombrosa como despedida. 


A escasos metros de la autovía, y en línea con la salida del río, tenemos la Villa Romana de Liédena, a la que merece la pena acercarse dada su cercanía. 
Aunque, como es evidente, ya queda poco del complejo antiguo, podremos observar las delimitaciones de las construcciones y otra vista más alejada de la Foz de Lumbier. 

Villa Romana de Liédena con la Foz de Lumbier de fondo
Debido a la sencillez en sus accesos, y a su gran belleza, la Foz de Lumbier es uno de los imprescindibles de esta zona navarra. 








Lago de Bañolas (Gerona). Un remanso de paz.

Este lago fue creado hace miles de años, debido a los movimientos tectónicos de los Pirineos. La piedra kárstica, los abundantes acuíferos y su fondo impermeable, dieron lugar a esta masa de agua que en la actualidad es la más grande de toda Cataluña. 
Sede olímpica de remo, el lugar se ha convertido en lugar de entrenamientos al más alto nivel en todo tipo de deportes acuáticos. Por otra parte, son muchos los que se acercan a la zona interesados en deportes como el senderismo, la natación, la pesca, o simplemente buscando un lugar plácido donde descansar. 


Lago de Bañolas
Si accedemos al lago desde el pueblo con idéntico nombre, encontraremos multitud de senderos perfectamente habilitados por los que pasear. En temporada de verano, son muchas las familias que deciden pasar el día por la zona, ya que tiene grandes praderas de hierba con abundante sombra. También encontraremos indicaciones de las escasas zonas donde está permitido el baño. 
El lado Este del pantano es el más recomendable y más acondicionado para pasear. En el recorrido encontraremos gran variedad de flora y fauna del lugar, como nenúfares y patos como ejemplares destacados. 


Los troncos que forman parte de las raíces de los árboles cercanos dan gran belleza a la zona. Las simpáticas aves acuáticas se encuentran a lo largo del camino en un número más que abundante. Acostumbradas al ser humano, es fácil darles de comer a escasos centímetros, incluso algunas se toman la licencia de apropiarse de la comida sin preguntar. 


Bordeando el lago, y bien comunicadas, se encuentran una serie de casetas semiflotantes dedicadas a la pesca. Esta suerte de casas, en ocasiones más parecidas a palacios en miniatura, pueden ser alquiladas, ofreciendo al visitante unas inmejorables vistas de toda la masa de agua. 


Estas casas de ensueño son conocidas como "pesqueras", atribuyendo claramente el nombre a la utilidad para la que fueron construidas. 


Como ya he comentado, estas pesqueras tienen formas muy singulares, y aunque desde el exterior podrían parecer pequeñas, algunas tienen espacio y servicios necesarios para pasar una buena temporada. 



Todas las pesqueras disponen de un recinto cerrado, una terraza, y un pequeño muelle desde el cual se puede pescar o amarrar una embarcación. 

Nenúfar
Al igual que otros grandes lagos, Bañolas cuenta con su propia leyenda popular, según la cual, Carlomagno pasó cierto tiempo en Gerona, donde se contaba que un gran dragón habitaba esta gran masa fluvial.
Con arrojo y determinación reclutó a su ejército y ascendió al lago, pero cuando el emperador se encontró con la supuesta fiera, acabó refugiándose de ella ayudado por San Emeterio, quien poco más tarde erigió el Monasterio de San Esteban en honor a la supuesta hazaña salvadora. Según la leyenda, el dragón de Bañolas sigue ocultándose en sus aguas, pero nunca nadie lo ha vuelto a ver. 
Hasta la fecha, sólo queda verificada la existencia de un gran animal, para nada mitológico, que habitaba estas aguas hasta hace no mucho. Se trata de una carpa de tamaño descomunal apodada "La Ramona", un pez obeso que se convirtió en casi una atracción turística de relevancia en la zona. 


La Ramona
Esta gran carpa (al igual que sus sucesoras y herederas), se mantenía en una jaula adosada a una de las pesqueras, y la gente le gratificaba con abundante comida de todo tipo, creándo en el animal una obesidad dudosamente sana. 
Aunque la carpa sea inofensiva, este lago cuenta con su propia historia negra. Debido a la avaricia de los propietarios de las embarcaciones turísticas, en el pasado se han producido accidentes importantes. Reseñable es el ocurrido en el año 1998, donde más de veinte jubilados franceses murieron al volcar la embarcación de recreo donde viajaban. El accidente se produjo debido a la sobrecarga del barco, lo que derivó en un extenso juicio que se prolongó durante años. 
Estos accidentes vienen ocurriendo desde inicios del siglo XX, provocando heridas a personas e incluso la muerte, lo que hace que una sombra de misterio sobrevuele el lago. 
Evidentemente, estos accidentes son debidos a negligencias graves de sobreaforo en los barcos. A día de hoy, las nuevas regulaciones hacen que la posibilidad de un nuevo accidente se diluya hasta términos relativamente "normales". 
De hecho, recomiendo un paseo por el lago en alguno de los barcos que ofrecen este servicio, incluso uno de ellos posee un motor eléctrico, algo que no es muy habitual y protege este enclave de fauna y flora. 

Barco eléctrico destinado al turismo
Con este paseo fluvial, sin humos, y rodeados de aves, conoceremos la historia del lago gracias a una megafonía que comenta cada lugar en varios idiomas. El circuito dura apenas una hora, pero merece la pena si queremos hacernos una idea de la enormidad de esta masa fluvial. 
El lago de Bañolas también ofrece un sinfín de actividades acuáticas y deportivas, como el alquiler de kayaks, barcas, y otras actividades para los más atrevidos y deportistas.


Como dato relevante y macabro, decir que la localidad de Bañolas se vio envuelta en la polémica, tras la exhibición de un habitante originario de Botswana disecado. Este horripilante monumento, había pasado desapercibido, pero en un momento dado pasó a las crónicas de los periódicos y tuvo que ser retirado y retornado a su país de origen. El cuerpo, apodado "el negro", fue traido por un comerciante francés y supuestamente era un guerrero que había muerto en 1830. En aquella época, era común que los "exploradores" trajeran a Europa animales de todo tipo disecados, pero nunca nadie había traspasado tantas líneas rojas como para traer a un pequeño hombre a modo de "trofeo". 

Antigua postal donde aparece "el negro" ubicado en Bañolas
A pesar de la a veces tortuosa historia de este paraje, es un sitio muy recomendable, donde entrar en contacto con la naturaleza y la fauna. Para los amantes de la fotografía, Bañolas se convierte en un inagotable nicho de inspiración.