Desde este blog siempre apoyaremos aquellas iniciativas y actividades dedicadas a la preservación de la fauna y flora a cualquier nivel, y hace unas semanas publicamos un resumen de algunos centros de recuperación de animales (Puedes verlo AQUI). Fruto de este compromiso con los seres vivos que nos rodean, en la presente entrada vamos a conocer otras actividades y centros que se encuentran diseminados por la geografía nacional y que se desviven día a día por concienciar a la población general de la necesidad de proteger su entorno.
En primer lugar, nos desplazaremos hasta las frías aguas del cantábrico, frente a la costa vasca, donde un pequeño barco sale en determinados meses del año tratando de localizar algunas de las especies más conocidas de cetáceos que se adentran en estas aguas en busca de alimento. Este gran proyecto, con el sugerente nombre de "Verballenas" es uno de los más interesantes a nivel nacional abierto a todos los públicos. Como su propio nombre indica, esta aventura está destinada al avistamiento de cetáceos en altamar.
Esta experiencia parte en los meses de verano de los puertos de Santurzi (Bilbao) y Bermeo, una pequeña localidad vasca muy cerca del impresionante cabo Machichaco, donde se encuentra el famoso paraje de San Juan de Gaztelugatxe (que ya analizamos en este blog).
A primera hora de la mañana, el anfitrión y patrón Gorka Ocio y el resto de la tripulación, recibe a los visitantes a pie de puerto, a escasos metros del "Hegaluze", nombre con el cual han bautizado al pequeño barco que transportará al grupo de viajeros mar adentro.
Tras las presentaciones y el recordatorio de las normas de a bordo, el Hegaluze se encamina a la bocana del puerto, lugar por el que abandonará las aguas tranquilas de su amarre para enfrentarse a los desafíos de la brava mar cantábrica.
Nada más sortear los diques, Gorka sube a la parte alta del barco, donde con sus prismáticos trata de divisar las distintas especies que nadan y viven libres en las frías aguas. El patrón, que lleva más de 30 años trabajando en el mar, a bordo de barcos pesqueros como observador científico, es un seguro de vida a la hora de localizar e identificar las numerosas especies que habitan la zona. Además, el avezado científico ha recorrido el mundo entero buscando especies poco frecuentes que su radio de acción no le permite encontrar en su día a día.
Desde el barco de "Verballenas" no solo se pueden avistar habitantes acuáticos, sino que también se hace un seguimiento activo de todas aquellas especies de aves que se alimentan de peces, y que pasan las horas recorriendo la superficie tratando de localizar a sus presas. Además, la empresa organiza salidas orientadas exclusivamente al mundo de la ornitología, convirtiéndose en un referente importante en el mundo de los "pajareros".
Aunque las aves captan la atención de los visitantes, normalmente las grandes ovaciones se las llevan las criaturas que viven en los fondos marinos. La emoción de divisar un grupo de delfines, o los tan ansiados cetáceos, son celebrados en cubierta por la mayoría de visitantes.
Es necesario estar continuamente oteando el horizonte para intentar divisar rastros de vida animal. Normalmente, la aparición de una aleta dorsal suele ser el inicio de la acción. Una vez localizado el animal, la primera tarea es la identificación, que suele correr a cargo de la tripulación, aunque es una experiencia abierta a todo el pasaje. Cada especie tiene comportamientos distintos, y es necesario tener un gran conocimiento para adelantarse a sus movimientos.
Los delfines son mamíferos acuáticos muy inteligentes, que en ocasiones buscan tener pequeñas interacciones con los barcos y con los humanos. Movidos por la curiosidad, suele ser habitual que el Hegaluze se vea rodeado de ellos. Sin embargo, especies más esquivas como los tiburones suelen ser más complicadas de ver. Los grandes cetáceos, a pesar de su tamaño, son especialistas en sumergirse y desaparecer de la vista, hasta que se ven forzados a salir a la superficie para respirar, algo que puede retrasarse durante muchos minutos. Este hecho suele provocar que se pierda contacto con el animal, y su localización sea prácticamente imposible.
Cuando los animales son divisados, el barco, bajo las órdenes de Gorka, se aproxima lentamente, siempre con respeto y manteniendo una distancia prudencial. Una vez situado, se apagan los motores y se permanece en silencio, disfrutando del espectáculo que siempre resulta de localizar a un animal salvaje en su medio. Como es natural, las rutas (que recorren un gran número de millas y duran unos 8 horas) no siempre resultan "productivas", ya que los animales no siempre aparecen o no están donde se le espera. Esa imprevisibilidad debe enseñarnos que no nos encontramos en un acuario artificial donde los animales siempre están involuntariamente dispuestos para ser observados. Aun así, el patrón y la tripulación siempre se afanan en buscar en los lugares más probables, dependiendo de la climatología y la temperatura ambiental. La orografía del fondo marino también es influyente. Así pues, frente a las costas de Biarritz, localidad francesa del sur del país que ya analizamos en este blog, existen accidentes geológicos submarinos que propician el intercambio de corrientes de distinta temperatura. Este detalle origina un gran flujo de peces en sus proximidades, lo cual atrae a cetáceos y otras especies que se alimentan en sus aguas.
Esta zona, perfectamente conocida por la tripulación del Hegaluze, suele ser parada obligatoria en la ruta, aunque bien es cierto que la aparición de las frecuentes tormentas en el mar puede hacer que esos flujos cambien y los animales elijan otras zonas para alimentarse. Para nuestra desgracia, este motivo puede frustrar el encuentro con los grandes cetáceos.
Aun así, y gracias a que las especies potencialmente "avistables" son numerosas, normalmente la experiencia resulta extremadamente grata, ya que se conocen las particularidades de los distintos ejemplares que se van encontrando. Además, la actividad se complementa con un pequeño seminario realizado los días anteriores, en el cual se marcan las pautas de lo que se puede encontrar en la ruta a bordo del Hegaluze.
La pasión de todo el equipo de "Verballenas" es palpable en todo momento, y colaboran con otras entidades de ámbito conservacionista. Por ejemplo, la huella de carbono provocada por el Hegaluze es compensada con la plantación de árboles autóctonos en la reserva de Urdaibai, muy cercana a Bermeo y declarada "reserva de la biosfera". Los objetivos de este proyecto son erradicar especies introducidas e invasivas como el eucalipto, siendo sustituidas por vegetación autóctona, que provoca un efecto regenerador de gran impacto en las zonas donde ya se ha actuado.
Gracias la buen hacer del equipo de "Verballenas", se ha creado una red informal de colaboradores, que notifican avistamientos de especies poco conocidas o estudiadas, así como alertan sobre peligros o varamientos de ejemplares en la costa. Esta estructura no oficial, está funcionando de una manera reseñable a la hora de concienciar a la sociedad sobre la delicadeza del mundo marino y sus problemas habituales. La sobrepesca, la contaminación, y la destrucción de sus ecosistemas está provocando una caída en picado a nivel global de las especies, lo que conducirá a muchas de ellas a su extinción en el corto y medio plazo.
Para su desgracia, el mundo marino está condenado a la desaparición, ya que cada vez se encuentra más arrinconado. Por ejemplo, el uso de potentes sónares militares y civiles, así como el de las prospecciones y extracciones de recursos submarinos, pasa de manera desapercibida para el público general. Los océanos, que cubren más del 70% de la superficie terrestre, son enormes terrenos en su mayor parte inexplorados. Este desconocimiento permite que las regiones marinas sean destruidas y sobreexplotadas sin ninguna oposición. Mientras tanto, en las zonas costeras, son miles de toneladas de vertidos y basura las que cada año son arrojadas sin ningún tipo de miramiento. En Japón, y tras la catástrofe radiactiva de Fukushima tras un enorme terremoto, los depósitos todavía contaminados fueron vertidos al mar sin ninguna consecuencia legal. Estos actos, tarde o temprano pasarán factura a nuestra especie. A pesar de todo este pesimismo, todavía quedan personas concienciadas e inmersas en esta lucha por salvar los mares, y buen ejemplo de ello son los integrantes del equipo de "Verballenas", motivo por el cual merecen ser respetados, reconocidos.... y visitados.
*Viajar o Morir quiere dejar claro que esto no es un post publicitario, ya que no se reciben contraprestaciones de las empresas mencionadas anteriormente (ni de ninguna otra). Este blog simplemente recomienda una experiencia vivida en primera persona sin mayor implicación.