viernes, 14 de septiembre de 2018

Playa de Gulpiyuri (Asturias). Un pequeño paraíso.

Entre los escarpados acantilados de Asturias, se encuentra una pequeña playa ubicada entre las importantes localidades de Ribadesella y Llanes. A pesar de que estuvo oculta de todas las miradas durante muchos años, en los últimos tiempos ha sido puesta en el punto de mira del turismo nacional e internacional. 
La playa, declarada monumento natural en 2001, ha ido aumentando año tras año el número de visitantes. Situada al norte del pequeño pueblo de Naves, se ha convertido en destino de visita obligada.


Gulpiyuri desde el aire. Fuente: Foroasturias
Como se puede observar en la imagen, estamos ante una playa poco habitual. Su belleza nos retrotrae a las playas paradisiacas del caribe o lugares de otras latitudes. 
La minúscula playa se suministra de agua marina a través de pequeñas galerías que atraviesan la montaña y la conectan con las frías aguas del  Mar Cantábrico. Todo esto se consiguió gracias a un fenómeno producido sobre el material kárstico del acantilado. Las fuertes corrientes marinas, crearon una cueva perforando la roca, pero pasado el tiempo parte del techo de la cueva se desplomó, dejando al descubierto lo que hoy vemos en forma de playa.
De hecho, si nos sumergimos en el agua hasta el comienzo de la cavidad, se escucha fuertemente el viento deslizándose por las cavidades interiores. Esto es debido a la presencia de un bufadero (agujero por el cual el mar lanza soplidos mezclados con agua). Esta abertura también provee a la playa de arena, que está en continua renovación. 


Aunque la playa es espectacular, no lo es menos su entorno. Si avanzamos por un sendero contiguo a la zona arenosa, descubriremos una impresionante línea de acantalidos, donde el mar rompe con fuerza y sopla a menudo un fuerte viento. 

Acantilados de Gulpiyuri
En temporada alta, la zona se encuentra atestada de personas y vehículos. Los caminos más próximos a la playa son cerrados al tráfico rodado, y obligatoriamente se tiene que acudir a los numerosos parkings de pago habilitados. Una vez estacionado el vehículo, nos dirigiremos a pie por las pistas correspondientes para acceder al entorno. Recomiendo consultar los horarios de la bajamar y la pleamar del día de la visita, puesto que la playa con la marea baja apenas recibe agua y queda bastante deslucida. 

La bajamar seca casi completamente la playa
Sea con bajamar o con pleamar, la visita a este paraje es obligatoria. Una joya de las tantas que posee la comunidad asturiana. 




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