martes, 11 de septiembre de 2018

Gorges de la Fou (Francia). La garganta más estrecha del mundo.

Probablemente, si nos hablan de la garganta natural más estrecha del mundo vengan a nuestra mente imágenes de remotos lugares, probablemente lejos de nuestra ciudad, en terrenos escarpados y de dificil acceso. Pero la realidad, es que la garganta más estrecha del mundo se encuentra muy cerca, y con una accesibilidad extremadamente sencilla. 
Este impresionante paraje se encuentra ubicado en los Pirineos, en el sector Oriental francés, a escasos kilómetros de la frontera con España. 


Cerca de la pequeña localidad de Arles de Tec, encontraremos paneles en la carretera que informan de este paraje. Al llegar, aparcaremos nuestro vehículo a escasos 200 metros de la entrada al congosto. Tras pagar una entrada, la empresa promotora nos equipará con un casco y estaremos listos para adentrarnos en la montaña. 
Tras sobrepasar la primera arista de la montaña, y por un camino muy bien cuidado, entraremos en los 1740 metros que ofrece el recorrido. 
En ellos podremos caminar rodeados de paredes verticales tapizadas con musgo, nos adentraremos en estrechas cuevas y por supuesto, podremos tocar al abrir los brazos las dos montañas que separan la garganta en algunos puntos. 



Para facilitar la visita, el departamento francés ha instalado una pasarela metálica, completamente segura, con asideros en ambos lados. También ha colocado una red metálica para evitar la caída de las enormes rocas que a veces se desprenden de las zonas altas. No olvidemos, que una garganta, un cañon, un congosto, o como lo queramos llamar, nunca deja de evolucionar. Durante miles de años, el Río Fou, se ha encargado de tallar y lijar los materiales calizos hundiéndose cada vez más en el terreno y generando el paisaje que vemos actualmente. Conforme el río orada la piedra, las partes superiores quedan más expuestas a los elementos y se van desprendiendo de manera natural. Las distintas especies vegetales, sobre todo musgos, se han ido aposentando en los laterales, creando una estampa dificilmente superable. 


Durante nuestro recorrido, podremos observar de cerca la distinta flora, incluso señalizada con paneles informativos. 
El trazado también pasa por pequeñas cavidades laterales, pero sin duda, lo que más apasiona es atravesar las cuevas que nos encontraremos. La grutas de "San Juan Bautista", "Los Trabucaires" y las de "Can Pey" son las más reconocibles.


Entrada a una de las cuevas
El ruido del transcurrir del agua, se convierte en un rugido sobre todo al pasar por las cavidades cerradas. En ocasiones, el ruido impide hasta las conversaciones más simples. 


Salida de la gruta "Can Pey"
Existen mitos y leyendas, no sabemos si realidad, de que la zona era utilizada para ritos de brujería y otras actividades ancestrales. Desde luego, el paisaje es propicio para ello, pues alberga una belleza singular, incluso tétrica en las zonas más cerradas. Lo que es parte de la historia son los asentamientos de bandidos en las cuevas, donde probablemente encontraban el cobijo necesario en caso de huida. Parece ser que la gruta denominada de los "Trabucaires" era su guarida principal.

La flora también es protagonista de este recorrido
Conforme pasen los metros, el terreno va subiendo gradualmente, a veces, el río forma pequeñas cascadas, lo que obliga a sustituir la pasarela metálica por pequeños tramos de escalera. Cada pocos cientos de metros, existen pequeñas áreas de descanso en los laterales para no entorpecer el paso por la sinuosa pasarela. 


La combinación entre el agua en movimiento y la caliza, ofrece formas verdaderamente curiosas como las que podríamos encontrar en cualquier gruta de renombre. 

Roca caliza erosionada por el agua
Casi sin darnos cuenta, llegaremos al final de los casi dos kilómetros de recorrido.En la parte final, nos encontraremos con un área más amplía donde poder descansar y relajarnos escuchando los sonidos que nos ofrece este paraje inolvidable. En verano, se agradece el frescor que ofrece la montaña y el río. 

Este pequeño microclima también nos muestra su fauna autóctona
Como recomendación, sobre todo a los amantes de la fotografía, es contar con algún elemento de protección para la humedad y las gotas de agua que caen continuamente cuando se deslizan por las paredes laterales. 
Sin duda, el río Fou y su entorno bien merece una visita, incluso varias. 






No hay comentarios:

Publicar un comentario