jueves, 13 de septiembre de 2018

La Rábida (Huelva). Una visita colonial.


En 1492, desde un punto muy próximo a la ciudad de Huelva, partían tres barcos del conocido como Puerto de Palos de la Frontera. Dos carabelas y una nao, comandadas por Cristóbal Colón, se encaminaban hacía un incierto destino, que concluíria con el descubrimiento de América. 
Aunque históricamente ha sido dado por bueno, el descubrimiento de América es cuanto menos, inexacto. El continente ya existía, incluso se habla de que los vikingos pudieron haberlo visitado mucho antes que el supuesto descubridor genovés. Las últimas teorías comentan que Colón ya poseía ciertos mapas de origen chino, basados en expediciones asiáticas ya realizadas, que le ayudaron a llegar a Sudamérica.
Por supuesto, a todas estas evidencias más o menos conspiranoicas, hay que sumar el hecho de que el continente ya estaba habitado, y esas personas eran conscientes de su existencia. La historía ha tratado a mi modo de ver demasiado bien a Colón, puesto que como mucho, el marinero tendría que ser catalogado como el primer viajero VIP del continente europeo, puesto que toda su expedición fue financiada por los Reyes Católicos. 
Como es natural, muchos de vosotros y vosotras, no estaréis de acuerdo con esta versión de la historia, pero cada uno interpreta la historia como le parece más veraz. 
No entraré en el dilema de si Colón y compañía influyeron para bien o para mal, puesto que entraría probablemente en controversias que finalmente no llegarían a nada. 
En torno al puerto casi fluvial desde el que partió, se han construido diversos lugares de homenaje: monumentos, parques, y un recinto en el que podremos ver una réplica a escala de las carabelas y la nao.


Estatua de Colón
En el mismo complejo al aire libre también se encuentra el monasterio de La Rábida. El monasterio, del siglo XIV, pertenece a los Franciscanos. Muchos de los frailes dieron cobijo, refugio y ayuda a Colón antes y después de sus continuos viajes. Actualmente se conserva como un punto de encuentro de la Comunidad Iberoamericana de Naciones. De hecho, existe un gran anfiteatro destinado a tal fin y a otros eventos. 

Monasterio de La Rábida
En este peculiar museo al aire libre, también podemos observar una enorme columna, conocida como "Monumento del cuarto centenario". Esta figura megalítica, ha sido restaurada en numerosas ocasiones desde su construcción en 1892, puesto que ha sufrido grandes deterioros. El diseño original dista mucho del que encontramos hoy en día, se han suprimido ornamentos, voladizos y otras filigranas, por lo que ahora la columna es mucho más simple.


Monumento en su inauguración. Fuente: Huelvabuenasnoticias.com
La columna en su estado actual
En los alrededores del complejo encontramos también un jardín botánico, de gran utilidad en los días de intenso calor que sufre toda la geografía onubense. 
Cuando estos monumentos quedan visitados, se accede por la parte posterior del monasterio al "Muelle de las Carabelas". En su centro de visitantes, exponen de manera permanente colecciones de maquetas, manuscritos originales y otros utensilios del siglo XV. 


Parte de la colección
Aunque el recorrido es relativamente corto por el interior del edificio, posee varias piezas de gran valor. 

Réplica a escala de la Santa María
Una vez acabada la visita del pequeño múseo, se accede al lago que circunda el edificio donde están las carabelas a escala real. Por el camino, aparecen diseminadas esculturas y montajes que reconstruyen la vida de los indígenas antes del descubrimiento. Cabañas rudimentarias, utensilios de agricultura y simulaciones de la vida cotidiana rodean el camino hacia las embarcaciones. 


 Es de agradecer, que el propio museo, recuerde la parte oscura de la colonización, la conquista del "nuevo mundo" dejó un reguero de muertos, no solo bajo la espada, sino en forma de plagas y enfermedades.


La Pinta, la Niña y la Santa Maria, ofrecen un buen aliciente a este espacio cultural. Aunque son simples réplicas,siempre es ilusionante "embarcarse" en uno de estos navíos. Estos grandes barcos, fueron construidos en 1992, con motivo del quinto centenario, y expuestos en la Exposición Universal Sevilla'92. Como curiosidad, sólo relataros el infortunio que tuvieron en la inauguración de la exposición de la capital hispalense. Una réplica exacta de la Nao Victoria, que iba a ser expuesta junto a las embarcaciones de Colón en Sevilla, partió de su astillero, el puerto de Isla Cristina, con la mascota del evento (el emblemático Curro) a bordo. Exactamente 24 minutos después de su botadura, entre los flashes de las cámaras y con todas las autoridades presentes, la nave volcó por un error de diseño en su construcción, arrojando a "Curro" y a todos los viajeros al mar. Afortunadamente, no hubo que lamentar heridos, y la mascota y sus acompañantes fueron rescatados por otra embarcación. 
La Nao Victoria, comandada por Elcano, fue capaz de dar la vuelta al mundo, pero en esta ocasión, la nave sólo dió la vuelta de campana.
Tras la finalización de la Expo'92, las carabelas fueron trasladadas a Huelva para crear el ya nombrado "Muelle de las Carabelas".

                           
Los muelles, están repletos de información de las técnicas y materiales de construcción que empleaban los trabajadores de la época. 


Figura de un marinero subiendo por el barco
En el interior y exterior de las embarcaciones, han recreado el día a día de los marineros. Una experiencia que no debía de ser muy grata, pues las enfermedades provocadas por los factores externos, la mala alimentación y el hacinamiento, estaban a la órden del día. 


Siempre hay que tener en consideración y poner en valor el número de meses que estas tripulaciones permanecían en un lugar tan pequeño, a merced del gigantesco océano y sus inclemencias. 


Vista general de una carabela y la nao
Como podemos observar en las fotografías, la Nao Santa María era considerablemente más grande que las carabelas, su propietario, "Juan de la Cosa", cedió este navío a Colón como parte de ayuda para su proyecto. A su llegada a América, la Nao fue sacrificada, y su madera de abeto vasco, sirvió para construir el "Fuerte Navidad", primer asentamiento en el "nuevo mundo", en la Isla de La Española.
Una vez visitado el Muelle de las Carabelas, el camino nos conduce al punto desde supuestamente partió Cristobal Colón. A medio camino, encontraremos el monumento "Plus Ultra", dedicado al primer avión (en este caso un hidroavión) que cubrió el trayecto entre España y Sudamérica. Despegó desde el Puerto de la Rábida y aterrizó tras varias paradas en la localidad argentina de Buenos Aires en 1926.

Monumento "Plus Ultra"
Una vez rebasado el monumento, nos hallaremos ya en el Muelle de la Reina, que es lugar exacto de la partida de los colonizadores. 

Muelle de la Reina
A pesar de lo que pueda parecer, este muelle es fluvial, puesto que está situado cerca de la desembocadura del Rio Tinto. Para llegar al Océano Atlántico hay que realizar una pequeña travesía de unos cinco kilómetros. 
Justo enfrente del muelle, si levantamos la vista, aparecerá una estatua de dimensiones colosales dedicada también a Colón situada en la orilla opuesta. 
Este gigante de piedra recibe el nombre de "Monumento a la Fe Descubridora". Representa la figura de un fraile Franciscano del Monasterio de La Rábida, y fue construido en agradecimiento a dicha órden en la consecución del objetivo del descubrimiento. 



Como punto histórico estratégico, este paraje es muy válido y recomiendo su visita, aunque quizás deberíamos cuestionarnos si todo lo que cuentan los libros es estrictamente la verdad. 









  

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