lunes, 10 de septiembre de 2018

Burgos, la cuerda trenzada entre el pasado y el presente.


Burgos, y sus alrededores, albergan una carga histórica casi sin precedentes en España. Desde los primeros moradores (hace casi un millón de años según las últimas dataciones) de Atapuerca, pasando por ser la capital del Reino de Castilla en el siglo XIII, hasta una época dorada en el medievo. Las leyes de Burgos dictadas en 1512 por los Reyes Católicos, sirvieron como norma base de la colonización de la recién conquistada América. 
Estos hechos relevantes, sumado al buen estado de su patrimonio, hacen de Burgos una ciudad indispensable para el viajero interesado en contenido histórico, patrimonial y cultural. 

Cartuja de Miraflores:

En 1401, Enrique III de Castilla, manda construir este enorme complejo, compuesto por recinto amurallado, un palacio, jardines y patios. 
En un principio, su utilización era destinada al ocio, puesto que servía de base para la caza de los personajes más acaudalados de la ciudad. 
Poco después, y como voluntad póstuma de Enrique III, Juan II de Castilla dona a la orden de los cartujos toda la propiedad. El pabellón de caza pasa a ser una cartuja en 1442, y se edifica un monasterio, que es devorado por el fuego pocos años después. Tras el incendio, se deshecha la idea de la reconstrucción y se edifica el actual edificio y se van añadiendo ornamentos de la época. Pese al frío, y la distancia que le separa de la población (en el pasado la ciudad estaba a 3 kilómetros, aunque a día de hoy ya es casi parte de la urbe), los cartujos se instalaron allí y desarrollaron sus trabajos y tareas. 


Cartuja de Miraflores
En 1477, se impulsa la creación de un enorme y recargado retablo, que permanece hasta nuestros días. Delante, en el presbiterio, se instala el sepulcro del rey Juan II de Castilla e Isabel de Portugal. El panteón real prácticamente cambia la finalidad del monasterio, pues las tumbas reales copan toda la atención. 

Entrada al monasterio
En 1532, se inician las obras para añadir capillas laterales a la planta central y aumentar de altura de la iglesia.
Poco a poco el edificio va aumentando en proporciones y en decoración. 

Techo decorado
Puerta interior de la nave central
Además de las imponentes tumbas de los reyes, el retablo mayor llama la atención por sus dimensiones y su gran cantidad de ornamentos. 

Retablo
La Cartuja de Miraflores es un lugar para ir sin prisas, observando cada detalle, cada miniatura, finamente labrada en piedra o en otros materiales. Muchas de las grandes obras han sido elaboradas por personajes relevantes en la construcción de la famosa catedral burgalesa. 


Si el retablo es una obra de arte, no lo es menos el Panteón Real. La piedra tallada y sus grandes proporciones no dejan indiferente. 
Las figuras de los cuerpos, fielmente reflejadas en alabastro, están revestidas de todo tipo de seres y filigranas en sus laterales inferiores.

Panteón Real (Fuente: Pinterest)
Aunque el mejor ángulo para disfrutar del panteón es el superior, no existe físicamente ningún balcón o superficie accesible al visitante. 
Aun así, vale la pena conformarnos con las imágenes que podemos vislumbrar a ras de suelo. 

Detalle
No sólo los reyes están enterrados en la cartuja, uno de los infantes reposa junto a sus padres.
Además de lo ya mencionado, el templo acoge una exposición permanente de retablos, trípticos y otros objetos de gran valor. 

Pequeña figura de la Virgen que ofrece la colección
También es extensa su colección de libros, dedicados a la oración y a la música. 



Además, como si de una capilla sixtina se tratara, los techos lucen en todo su explendor, gracias a la luz que penetra por las vidrieras que rodean toda la planta y las salas aledañas. 

Frescos del techo
Sin duda alguna, la Cartuja de Miraflores tiene que ser visita obligada si se viaja por la zona. 

Yacimiento de Atapuerca (Ibeas de Juarros):

A escasos diez kilómetros de Burgos en dirección Este, se encuentra la sierra de Atapuerca, de renombre internacional por los hallazgos que allí se han encontrado. 
A finales del siglo XIX, la necesidad de la minería por transportar sus materias primas, originó la urgencia de trazar un recorrido ferroviario para unir sus minas con el exterior. Durante la construcción de la trinchera, aparecieron los primeros restos de lo que se convertiría más adelante en uno de los mayores yacimientos del mundo. 
Con paciencia y dedicación, en Atapuerca se ha trabajado sin descanso limpiando centímetro a centímetro los estratos del terreno. Como recompensa, se han encontrado diferentes especies de homínidos, así como sus útiles cotidianos y restos animales. 
El yacimiento se divide en varias zonas: Las cuevas de la Gran Dolina, la Sima del Elefante, la Galería y la Sima de los Huesos, entre otros. 

Vista de uno de los yacimientos
Aunque durante mucho tiempo los actuales yacimientos estuvieron sin protección, y en un serio estado de abandono, la situación cambió conforme se iban descubriendo especies y piezas de gran valor científico. Actualmente, Atapuerca se encuentra catalogado como Patrimonio de la Humanidad y Bien de Interés Cultural. Estas catalogaciones aseguran su protección y mantenimiento, al menos en teoría. 
Los visitantes pueden acceder, tras el pago de una entrada, al interior de la trinchera, aunque los yacimientos en sí no están abiertos al público, puesto que se sigue trabajando en ellos. Según los científicos expertos en la materia, en Atapuerca queda mucho por descubrir, puesto que cuanto más se excava, más se adentra uno en las entrañas de tiempos pasados. 
Las visitas son siempre guiadas
El yacimiento, atrae a miles de personas todos los años, pero no todo son turistas; investigadores y excavadores de todo el mundo pasan por Atapuerca regularmente. 

Mapa del yacimiento

En la trinchera de Atapuerca, las explicaciones de los guías son complementadas con paneles informaticos, juegos didácticos y otro tipo de incentivos sobre todo para los niños que visitan la zona. 




Museo de la Evolución Humana:

Ubicado en la propia capital, y aprovechando el interés a nivel mundial por Atapuerca, Burgos no desaprovechó la ocasión y levantó este gigantesco museo de la evolución en 2010.
El edificio es de proporciones gigantescas, y los diferentes pisos están conectados con escaleras mecánicas que facilitan la visita, aunque le dan cierto aire de instalación aeroportuaria. 

Decoración exterior del museo
En el museo, podremos ver la historia completa de Atapuerca, con sus numerosos descubrimientos, maquetas, reproducciones y objetos originales encontrados en el yacimiento. 


Además de la parte "visual", las distintas salas ofrecen la posibilidad de interactuar con herramientas de detección de restos oseos, y otro sinfín de juegos interactivos. 



Pero sin duda, una de las áreas que más atención reciben por parte de los visitantes son las réplicas a tamaño natural de nuestros antecesores y sus cráneos. 


La pieza más reconocida del museo, por derecho propio, es la del cráneo número 5, o más conocido como "Miguelón". El nombre está dedicado al ciclista Miguel Indurain por las proporciones de su cabeza, pero "Miguelón" vivió mucho antes que el ciclista, aproximadamente 500.000 años antes. El cráneo, en perfecto estado, fue encontrado en la Sima de los Huesos, y fue uno de los grandes descubrimientos del yacimiento. Tras su datación e investigación fue cedido al museo para su exposición, y ahora se encuentra en una vitrina a la que los curiosos pueden acercarse para reencontrarse con nuestro antepasado. 

"Miguelón"
En las secciones restantes, también podemos admirar reconstrucciones de la vida de la época y algunos utensilios encontrados en el yacimiento. 

Pelvis humana en un óptimo estado de conservación
Aunque el museo es apto para todos los públicos, no es recomendable para "creacionistas", ya que pueden sufrir un colapso ante la gran cantidad de evidencias existentes. 

Arco de Santa María:

Situado cerca del Museo de la Evolución Humana, este arco da entrada a la zona antigua de Burgos. Aunque se construyó a caballo entre el siglo XIV y siglo XV, fue remodelado un siglo después, reelaborándolo con materiales locales como la piedra caliza blanca burgalesa. 
Durante muchos años, esta construcción fue utilizada como consistorio, hasta el siglo XVIII concretamente. En la actualidad, es utilizada como espacio museístico y exposiciones temporales. 

Arco de Santa María
Desde sus balcones, se puede contemplar el Río Arlanzon que divide la capital en dos partes.

Puente de Santa María y Río Arlanzon
El Cid Campeador:

Este personaje, una mezcla entre mito y realidad, preside la ciudad como antes dominaba supuestamente a sus ejércitos. Este caballero castellano, que estuvo a las órdenes de varios altos mandos cristianos en la reconquista, también estuvo al servicio de los caudillos musulmanes, por lo que posiblemente no fuera un heroíco caballero, sino un mercenario. Aún así, el Cid está grabado a fuego en el corazón de los burgaleses. En su nombre se han bautizado calles, plazas, negocios locales, etc. Incluso tiene su lugar en la magnífica catedral de la capital burgalesa. 
Estatua del Cid 
Para bien o para mal, el tirón del Cid sigue proporcionando alegrías a los burgaleses.

Monasterio de las Huelgas:

El rey Alfonso VIII de Castilla, fundó en el 1187 este monasterio a las afueras de la ciudad. El edifició se ofreció para convertirse en un monasterio cisterciense femenino, incluso en 1199 se convirtió en "casa madre" de los monasterios femeninos. 

Fachada exterior
La orden eclesiástica llegó a gozar de numerosos favores, incluido un gran lote de tierras y terrenos circundantes, incluso de unos fueros propios muy beneficiosos para esta sección femenina.
Los privilegios, algo que parece vetusto y olvidado, se prolongaron ni más ni menos que hasta el siglo XIX, cuando el Papa Pío IX abolió el convenio con la Santa Sede. 
En este ostentoso monasterio, que posee las vidrieras más antiguas de Castilla, se celebraron numerosas ceremonias de ordenación de caballeros, enlaces, etc. 


Patio exterior

Como curiosidad, según las normas del medievo, sólo un superior podía armar a un aspirante como caballero, dándose la paradoja de que el propio rey no tenía superiores directos y no podía autoproclamarse caballero, por lo que diseñaron un títere articulado con la imagen del apóstol Santiago. Consideraban al santo, único y divino superior del monarca. Mediante cuerdas conseguían que levantara la espada y pudiera realizarse la ceremonia. Sin este ingenio, ningún rey ni sus infantes hubieran podido ser caballeros.



Títere de Santiago

En la actualidad, la ostentación ha dejado paso a una etapa más austera, en la que las monjas cistercienses siguen gobernando el convento, pero de manera más humilde. 


Claustro

En el Monasterio de las Huelgas, no todo es visitable, puesto que gran parte de los edificios están destinados a la abadesa y su congregación, y está prohibido el paso, al hallarse en una situación de semi-clausura. 


Sepulcro
Parte del monasterio está dedicado a los sepulcros. Gente muy notable de la época decidió ser enterrada en el edificio. Es el caso de Enrique I de Castilla, o los hijos de Alfonso X el sabio (legítimos e ilegítimos). La lista de personajes ilustres o reales es muy amplia.
Como dato de interés, debéis saber que en este emplazamiento se escribió "el Códice de las Huelgas", un repertorio musical que aglutinaba las canciones que interpretaban las monjas en el siglo XV. Es una pieza relevante a nivel europeo.

La Catedral:

Y por último, pero no por ello menos importante, la joya de Burgos: su catedral. 
Su construcción comenzó en 1221, aunque en siglos posteriores sufrió importantes modificaciones. El edificio es una compilación de los mejores trabajos de los artistas más afamados de la época en diversos estilos. El resultado es un edificio impresionante que preside la ciudad desde las alturas. 


Como es de suponer, la catedral alberga todo tipo de relieves, esculturas, frescos, retablos, sepulcros, etc.
El departamento de turismo, pone a nuestra disposición un servicio de audioguía bastante interesante con el que podremos descubrir todos los rincones de esta extensa construcción llena de obras de arte. 


Como viene siendo habitual, grandes personajes fueron enterrados en sus entrañas. Por ejemplo, el propio Cid y su mujer se encuentran bajo una enorme losa en la nave central, mientras que otros personajes  optaron por las múltiples capillas instaladas en los laterales de la nave o en lugares más discretos. 

La tumba del Cid, enterrado junto a su esposa Doña Jimena
Del histórico personaje también se conserva en la propia catedral su cofre y su carta de arras. 

Sepulcro
Esta catedral se declaró Patrimonio de la Humanidad en 1984, pero, a diferencia de otras ciudades, se declaró individualmente, eximiendo al resto del centro histórico de esta denominación. Es un caso único en España, puesto que normalmente se declara conjuntamente toda la zona.

Enorme retablo
Aunque parezca mentira, una de las grandes atracciones más admiradas, es una de las más pequeñas en tamaño: El Papamoscas.
Este "robot de la antiguedad", es un pequeño autómata que agita el brazo y abre la boca a las horas en punto. Una pequeña multitud de visitantes se agolpa en las cercanías minutos antes para ver en primera persona al Papamoscas en acción. 
Pero esta simpática figura no es nueva, el primer autómata fue instalado en el siglo XV, siendo sustituído en el siglo XVI por el que se puede contemplar hoy en día. 

Papamoscas
Como véis, la catedral es uno de esos sitios en los que merece la pena "perder" tiempo observando todos los detalles que contiene, como su Escalera Dorada de estilo plateresco, una de las más bellas e inteligentes soluciones arquitectónicas al problema de los distintos niveles en el templo. 



Muchas obras de arte de todos los tamaños se acumulan en el descomunal edificio, como la sillería tallada en madera maciza del coro. 


Sillería del coro
Al fondo de la nave principal nos encontramos ante la Capilla de los Condestables, "una catedral dentro de otra catedral" como nos indican los propios guías. Se trata de una de las salas más importantes e impresionantes del templo, con una bóveda calada deslumbrante, expresión suma del gótico flamígero. A los pies de la escalera de acceso al presbiterio se encuentran las estatuas yacentes talladas en mármol de los fundadores, los Condestables de Castilla. Completan el recinto tres magníficos retablos y la totalidad de la estancia labrada con precisión con fliligranas góticas.

Capilla de los Condestables
Los pasillos y recovecos son tan extensos que a veces parecen pequeños laberintos. 


Como si de una aparición se tratase, un cristo aparece ante nosotros. No es un cristo "normal", su imágen es perturbadora, puesto que el pelo y las uñas son naturales, lo que produce una sensación extraña. Cuenta la leyenda que tanto el pelo como las uñas le crecen a ritmo normal y cuenta con numerosos devotos.


Después de visitar la catedral, recomiendo acceder al Castillo y sus miradores situados en la parte alta de la ciudad, desde donde podremos contemplar la ciudad a nuestros pies.

Vista panorámica de Burgos
Hay innumerables Iglesias, rincones y lugares dignos de visitar y admirar, tantos que no caben en estas líneas. En definitiva, debemos de ver a Burgos como un almacén, una mochila, un baúl lleno de historias, leyendas, patrimonio y cultura. 

Tampoco debemos olvidar que la unión de los burgaleses hizo historia ya en pleno siglo XXI, al defender el futuro de su barrio más popular y oponerse con furia y organización al mismísimo Ayuntamiento y a las oleadas de antidisturbios llegados de fuera. Tras una lucha cruenta por la construcción de un boulevard, los vecinos del barrio de Gamonal frenaron su construcción y este hecho pasó a la historia. Un ejemplo claro de que la unión hace la fuerza.






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