lunes, 23 de septiembre de 2019

Pic du Midi de Bigorre: un cable entre las nubes y las estrellas.

Emergiendo sobre los altos picos del Pirineo central, aparece ante nosotros esta enorme mole de piedra, que no pasa desapercibida al destacarse sobre la cadena montañosa sobre la que reposa.
Conocido como el Pico del Mediodía si hacemos una traducción literal, este altar montañoso cuenta con una larga historia de superación humana.
A finales del siglo XIX, la curiosidad científica, llevó a los investigadores del espacio a crear una red de telescopios. Para escapar de la contaminación lumínica de las ciudades (ínfima en comparación con la actual) y para limitar los trastornos producidos por las variantes meteorológicas decidieron construir los enormes telescopios en los picos más altos de las cadenas montañosas. En este caso, el observatorio fue emplazado en el Midi du Bigorre, a 2877 metros, desde el cual se puede vislumbrar un enorme radio de visión.
Poco a poco, los alpes, los pirineos, y otras zonas escarpadas europeas fueron colocando sus "ojos" apuntando al cielo.
Evidentemente, la primitiva tecnología e infraestructuras de la época y la zona, hicieron que la construcción del observatorio se convirtiera en una proeza heroica por parte de todos los implicados en el proyecto.
La elección del pico no fue ni mucho menos casual. A pesar de su dureza en todos los sentidos, el Bigorre era un espacio ideal para la observación y el estudio de los amplios fenómenos astronómicos, como ya demostraron los pioneros que subían a su cumbre para hacer sus estudios, allá por el 1740.
Antes de comenzar con la urbanización de la cima, diferentes proyectos fueron acomodando la zona para llevar a cabo semejante proyecto. La construcción de una nueva carretera, o la preparación de diferentes refugios asentados en distintas localizaciones cercanas, permitió dotar al entorno de varios campos base.
En 1875, un meteorólogo advirtió desde la cumbre unas peligrosas nubes que amenazaban con descargar litros y litros sobre los valles circundantes. Como era de esperar, su pronóstico se cumplió, y las tormentas arrasaron la zona. Gracias a la visión prematura de este científico y a que las autoridades atendieron a las alertas que llegaban desde la cima, los valles habían sido ya desalojados evitándose una gran tragedia. Este hecho, fue la prueba de eficacia definitiva que dio alas a los proyectos sucesivos.
En 1878, más de un siglo después del interés mostrado sobre el pico, se coloca la primera piedra del centro astronómico.

Imagen de la construcción. Fuente:Divulgameteo

Aunque la inauguración oficial se produjo en 1882, en 1880 ya se habían construido las infraestructuras mínimas para funcionar, incluyendo una estación de meteorología. Es mi deber poner en valor a todas las personas que participaron en la construcción, puesto que su labor siempre fue peligrosa y dura, hasta extremos inimaginables. No debemos olvidar, que con sus casi 3000 metros, el "Pico del Mediodia" es un lugar hostil, expuesto a grandes nevadas en su mayor parte del año, acompañadas de un viento huracanado que tuvo que dificultar en demasía la propia vida de las gentes que desafiaban a la montaña francesa.
Aquellos alpinistas, algunos por vocación y otros por imposición, procedían de distintos gremios, desde los propios albañiles hasta astrónomos, meteorólogos y demás científicos. 

Enorme nevada sobre la construcción. Fuente:Divulgameteo

Como cabría esperar, el ambicioso proyecto se cobró varias victimas entre los trabajadores, debido a los constantes aludes y otras circunstancias climáticas. Aunque en la cima se intentaban resolver estas cuestiones, como la instalación de un pararayos con más de 1200 metros de cable, la naturaleza es imprevisible e implacable.
En 1947, se construyó el primer teleférico, facilitando la llegada de materiales y víveres para los castigados residentes del primitivo observatorio. Poco después llegarían más avances, como la llegada de la luz a la cumbre en 1949. Gracias a estos avances el Bigorre comenzaba a tomar la forma que conserva actualmente. 
Uno de los puntos referentes, además de las cúpulas de observación astronómica, es una larga y espigada antena de telecomunicaciones (104 metros), que se eleva orgullosa sobre todo el recinto, aumentando considerablemente la altura del pico. Este gigantesco "dedo" que apunta al cielo fue construido en 1963.  
Como curiosidad, cabe resaltar que el observatorio tuvo un papel clave en la llegada del hombre a la luna, puesto que la NASA encargó a la red de telescopios allí ubicada realizar una cartografía exacta de la parte visible de la luna, seleccionando los lugares más idóneos para el alunizaje.
En la actualidad, el Pic du Midi de Bigorre sigue su labor principal de estudio y observación, pero además se ha sabido implementar una amplia oferta turística. 

El pico se convierte en un fabricante de nubes

A ojos del visitante, la experiencia de acercarse hasta esta zona ya es (valga la redundancia) toda una experiencia. El recóndito lugar, ubicado en pleno puerto del Tourmalet, ofrece un amplio catálogo de vistas, flora y fauna inolvidable, y por qué no decirlo, de todos los tipos de curvas que uno pueda imaginar. Para muchos amantes de la bicicleta, este sitio es más bien un refugio espiritual donde disfrutar de sus desniveles y su historia, pero para los automovilistas, las sucesiones de curveos pueden convertirse en una pequeña pesadilla. No nos podemos olvidar que los grandes puertos del famoso Tour de France se arremolinan en torno a esta zona del pirineo central. A pesar de lo dicho, la recompensa siempre siempre superará las adversidades, aunque la velocidad media de nuestro vehículo no supere nuestros récords. 
Tras bordear valles y elevarnos por grandes faldas, "La Mongie" se convertirá en nuestra anfitriona local. Este entramado de pistas de ski ubicado en la zona del "Grand Tourmalet", posee una gran variedad de infraestructuras relacionadas con el turismo "blanco". Multitud de tiendas, parkings y hoteles forman una pequeña población rodeada de kilómetros y kilómetros de naturaleza sin apenas presencia humana. 

Inmediaciones de "La Mongie"

Conviene dejarse llevar, y "perder el tiempo" escuchando los sonidos de los arroyos naturales y los cencerros de los numerosos animales que deambulan por las laderas buscando los mejores terrenos de pasto. Si la climatología lo permite, al anochecer, disfrutaréis de unas vistas impagables. 



Para los "alpinistas de sillón", El Midi du Bigorre nos ofrece la oportunidad de subir hasta él sin despeinarnos. El nuevo teleférico, que dista mucho en apariencia del utilizado antaño, nos elevará por un módico precio hasta las alturas. 

Base de salida del teleférico

Una vez realizada la compra de los tickets, debemos acudir a la salida del telecabina, que realiza en un impresionante ascenso de más de 1000 metros (1077) en apenas 15 minutos. Casi 14 kilómetros de cable conectan en dos etapas la base con el centro astronómico.
Como vemos, las cifras de desnivel y distancia no son nada desdeñables. 
En la primera parte del recorrido, el teleférico asciende hasta el pico Taoulet, enclavado a 2341 metros, para luego (una vez realizado el cambio de cabina), subir a los 2877 metros del recinto astronómico. 

Primer tramo de la subida


Aunque en el interior del telecabina la sensación de velocidad brille por su ausencia, en realidad la ascensión se hace a un ritmo vertiginoso. Cabe destacar, que la segunda parte del recorrido, se hace casi en su totalidad flotando sobre el vacío, puesto que el cable sale de una estación a otra sin postes de tensión del susodicho cable. A pesar de todo, en ningún caso se trata de una experiencia incómoda, de hecho, es una situación que deberemos aprovechar y disfrutar, dado que no todo los días se puede experimentar algo parecido. 

Las sirgas de arrastre parecen hundirse en el valle

Aunque el teleférico es espacioso, en temporada alta puede resultar un poco agobiante, puesto que el número de visitantes crea largas colas y reduce los espacios en el interior de la cabina. 



Una vez terminado el recorrido, nos encontraremos ya en la plataforma del recinto, donde la organización nos proveerá de una tablet por persona, con información de utilidad, juegos, y otras aplicaciones relacionadas con el espacio donde nos encontramos. 



Como vemos en las imágenes, la gigantesca antena y las cúpulas conforman un escenario digno de visitar. 
Durante la visita, varias salas nos dan a conocer la historia de todo lo sucedido en la cumbre. Una incesante colección de fotografías y maquetas nos muestran el proceso de construcción y su finalidad. Otra de las zonas que debemos resaltar es la existencia de un pequeño planetario, con capacidad para unas 50 personas, donde se proyectan películas de distintas temáticas. La entrada al planetario no viene incluido en el precio del teleférico, por lo que deberemos abonarla aparte. 

Proyección en el planetario

Como es natural, todas las proyecciones y vídeos trazan como nexo de unión el Bigorre y todas sus extensiones.
Sin duda, la atracción estrella del Pico se produce de noche. Unos pocos privilegiados, tienen la oportunidad de alojarse en el hotel existente en el centro astronómico, que dispone de seis habitaciones. La experiencia evidentemente, es exclusiva, en el amplio sentido de la palabra, puesto que una reserva puede llegar a costar en torno a 400€ la noche. Cuando el sol se oculta entre los picos, la visita nocturna comienza, cenando en el elegante restaurante, y posteriormente utilizando pequeños telescopios para disfrutar de esta "Reserva Internacional del Cielo Espacial", un conjunto de parajes que se consideran aptos para la visualización del cielo nocturno, y a las que el Bigorre pertenece. Por desgracia, estos lugares cada vez son más escasos y están más acotados debido a la proliferación de luces artificiales y al inexorable avance del ser humano colonizando todo tipo de territorios.

El cielo nocturno del Bigorre. Fuente:Pic du Midi

En la visita que se produce a plena luz del día, el Bigorre nos ofrece la oportunidad de observar el sol con un pequeño telescopio con filtros especiales. Evidentemente, la noche empequeñece cualquier acto que podamos realizar bajo el sol, pero no por ello desluce la experiencia diurna.

Sobre la plataforma al aire libre, podremos observar las inigualables vistas que nos ofrece el pico, no solo del Pirineo francés, sino también de la vertiente ibérica. 

Impresionante vista sur

Además de disfrutar de los pequeños lagos artificiales y naturales de las inmediaciones, la vista se extiende en un amplio espectro pudiendo observar si las nubes no lo impiden de los puntos más altos del Pirineo catalán, aragonés y navarro.
Para la identificación de todos los picos visibles, han creado murales en relieve para facilitar los trabajos de detección de las cotas más altas.
En el lado norte, podremos ver como el Pirineo francés se va "desmoronando" dejando paso a extensas llanuras. En esta ocasión, también disponemos de identificadores, en los que se nos muestra la distancia desde nuestro enclave hasta las más famosas ciudades francesas. 

Vertiente norte

Para los más intrépidos, la nueva construcción de una pasarela sobre el vacío es otra de las experiencias a las que no se debe renunciar. Los que tengan un vértigo exacerbado pueden ponerse a prueba y tantear los límites sobre esta robusta pasarela. 

Pasarela sobre el vacío

Como he dicho al principio del reportaje, este destino es para los "alpinistas de salón", pero el Bigorre es la puerta para poder poner en práctica deportes de riesgo. Muchos amantes de lo extremo suben en el teleférico con sus bicicletas de montaña adaptadas para dejarse caer desde los casi 3000 metros por una montaña casi vertical. 

Vista aérea del Pic du Midi. Fuente:Picdumidi

Como es normal, la subida al Bigorre requiere cierta preparación en cuanto al atuendo se refiere. Es lógico, que aun siendo verano, las temperaturas bajen bruscamente en la cima, o aparezca el temido viento, incluso que el cambiante clima nos regale alguna que otra tormenta salida de la nada. Para evitar males mayores, hay que estar preparados para todos estos fenómenos, y protegernos del sol en caso de un apacible día.
La bajada del pico, la podemos realizar en cualquier momento, lo cual nos permite disfrutar de las vistas las horas que queramos, cosa que es muy recomendable. Cuando hayamos saciado nuestro hambre de paisaje, volveremos a coger el teleférico y haremos el camino en sentido inverso. 



El viaje al Pic du Midi de Bigorre, será sin duda un antes y un después en nuestros viajes, por lo que recomiendo a ultranza su visita, sea cual sea la época del año que elijamos. 



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