lunes, 25 de noviembre de 2024

La ratonera de fuego: el edificio de Campanar (Valencia).

La tarde del 22 de febrero de 2024 cambió súbitamente la programación de los programas de ocio vespertinos. Tras un anuncio breve sobre un suceso que estaba transcurriendo en Valencia capital, fueron numerosas las televisiones que comenzaron a pinchar imágenes en directo provenientes del barrio valenciano de Campanar. 

Entre la calle Rafael Alberti y la Avenida del General Avilés, un edificio que tomaba el nombre de este alto rango militar estaba sufriendo un incendio de dimensiones considerables. Cuando las primeras cadenas comenzaron con las imágenes desde la zona afectada, la situación ya se preveía complicada, puesto que varios árboles ubicados en parques cercanos se agitaban violentamente debido al viento huracanado. 

El edificio, de 45 metros de altura, y construido en 2005 se componía de dos alas repletas de pisos residenciales con ventanas al exterior. Estas dos zonas estaban unidas entre sí por una zona tubular, a modo de torre, que contenía los ascensores y zonas de acceso. A pesar de contar con un único diseñador, las dos alas eran asimétricas y desiguales, tanto en altura como en aspecto, resultando un edificio tremendamente abstracto e irregular. 


vista del edificio antes del incendio (Official Press)

Pasadas las 17:30 de la tarde, las primeras llamas asomaban por unas ventanas ubicadas en el séptimo piso de una de las fachadas. Los vecinos cercanos al inmueble encendieron todas las alertas, y las personas que estaban en los parques y vías cercanas comenzaban a arremolinarse en torno a la propiedad. Pero nadie de los congregados esperaba vivir lo que allí estaba a punto de ocurrir. 

En pocos minutos, y debido a las fuertes rachas de viento, el fuego comenzó a saltar pavorosamente de balcón en balcón, sembrando incendios inesperados en cada planta. 


Los primeros minutos del incendio (Cadena Ser)

A partir de ese instante, todo hacía presagiar que el suceso iba a ser más catastrófico de lo inicialmente esperado. 
Con el paso de los minutos comenzaron a sonar las primeras sirenas. La policía trató de ordenar el caos en las calles aledañas de los vecinos que trataban de huir, mientras dispersaba a los centenares de curiosos que ocupaban sus puestos en las cercanías del incendio. Por su parte, los bomberos comenzaban a desplegar sus escaleras, mientras que otros de sus miembros trataban de desalojar el edificio incendiado. 
Desde los balcones de los bloques vecinos, los vecinos hacían llamar la atención de las personas que aún deambulaban por sus balcones en las fachadas no afectadas en ese momento de la tarde, desconociendo el riesgo que se estaba desatando en la otra vertiente de la construcción.

Contra toda lógica, el fuego se expande en todas direcciones y con una fuerza desmedida. Apenas veinte minutos después de la primera chispa, la fachada en la que se originó el incendio está siendo devorado por unas llamas que no se detienen en ningún momento. La inusitada rapidez de propagación, hace que comiencen a aflorar los primeros vecinos atrapados en sus casas. 


foto: el Levante EMV


Por si fuera poco, la noche comienza a caer sobre Valencia. 
Los medios de comunicación, que han conseguido llegar a la zona y posicionarse correctamente, ya emiten al unísono las imágenes de la gente atrapada en sus casas, que no pueden hacer mucho por protegerse. Incluso las zonas acristaladas estallan una tras otra sin remisión debido a las altas temperaturas, haciendo entrever nuevas llamas que surgen en el interior de los pisos.
A las 17:40, la situación ya empieza a tornarse crítica, puesto que el fuego devora la torre central, impidiendo el escape de los que continúan en sus casas, y amenaza con devorar el único ala que aún quedaba intacta en Campanar.
El humo del incendio ennegrece el cielo de Valencia extendiéndose a una velocidad vertiginosa y oscureciendo la escena aún más, por lo que parte del edificio queda en completa oscuridad. 
Las luces emitidas desde los equipos de emergencia comienzan a ser las protagonistas, y ante los gritos de los testigos allí presentes, comienzan a enfocar un solitario balcón que se encuentra muy próximo a las llamas. En él, y con comprensible nerviosismo, dos siluetas encapuchadas agitan los brazos mientras salen y entran de la vivienda, haciendo presumir que dentro el ambiente ya es inhabitable, tanto por el humo como por la temperatura. 
Como es de imaginar, todas las televisiones hacen hincapié en este acontecimiento, que durante los siguientes minutos ocupará gran parte de las parrillas televisivas nacionales. 
Finalmente, y tras una enorme incertidumbre, los bomberos sitúan un camión-escala que despliega su grúa, alcanzando (no sin esfuerzo) la terraza afectada rescatando a sus ocupantes. 


Foto: Levante EMV



En este caso, la pareja consiguió salvar su vida, pero era evidente que el desastre iba a tener desenlaces fatales en otros puntos del edificio. 

Un detalle que evidencia la magnitud y peligrosidad de este incendio, es la imagen poco habitual de un bombero que tuvo que saltar desde una nada desdeñable altura para no sufrir daños de gravedad. Por suerte, sus compañeros habían colocado una colchoneta que logró salvar su vida, aunque resulto herido por la caída.


Fuente: "Tiktok"

En ocasiones normales, la preparación y las tácticas de los bomberos, impiden que veamos imágenes de bomberos en riesgo claro de accidente, pero denota la virulencia que se desató esa tarde de febrero. La excepcionalidad de esta catástrofe, radica en el hecho de la velocidad a la que se estaban sucediendo los acontecimientos, puesto que tan solo 57 minutos después, el 100% del edificio se encontraba siendo devorado por las llamas. 


Fuente: RTVE

Cuando la noche había caído por completo, el panorama era desolador. Todo el edificio lucía un nuevo color negruzco, y tan solo una decena de ventanas habían soportado la embestida de las llamas. Aún eran numerosas las zonas que continuaban combustionando y los equipos de emergencia solo podían trabajar desde fuera del inmueble. Y de hecho, tardaron varios días en poder acceder completamente al edificio debido a los numerosos daños y las elevadísimas temperaturas que aun albergaba.
Ya en los días posteriores, pequeñas misiones con drones y personal especializado, revelaban el costo material, y como no, el costo en vidas humanas. Diez personas no habían logrado escapar al tremendo incendio. Muchas de ellas fueron localizadas en el interior de sus casas, sin que existiera ninguna escapatoria posible. 
Aun así, la cifra resultó extremadamente baja para las dimensiones de la zona afectada. La hora en la cual se produjo el incendio hizo que muchos de los habitantes se encontraran en sus puestos de trabajo o simplemente fuera de sus casas. Si el incendio hubiera sido de madrugada, teniendo en cuenta que eran más de 130 viviendas, la cifra hubiera sido exponencialmente más nutrida. 
Sobre la causa del incendio, se especuló con un posible cortocircuito en un toldo automático de una de las viviendas, aunque más tarde se ponía también sobre la mesa la deflagración de una pequeña fuga de gas en una nevera, que habría arrastrado a incendiar todos los materiales cercanos. 
Lo que siempre quedó claro, es que los materiales de la fachada no estaban elegidos e instalados adecuadamente. Una enorme masa de poliuretano inflamable, sumado a una cámara de aire, revestía toda la fachada del edificio, lo que hizo que ardiera a una velocidad incontrolable. En términos coloquiales, eso no fue un incendio, fue una chimenea, en la cual el aire proveniente del exterior avivaba los materiales combustibles usados en la construcción.
Probablemente, la investigación tardará años en finalizar, y las causas judiciales, por unas cosas u otras, no hallarán responsables claros de semejante catástrofe. 
Antes del fin del 2024, el equipo de este blog, se desplazó a la zona afectada, tomando fotografías de la zona en la actualidad. En ellas, se puede observar el saneamiento que están llevando distintas empresas en el edificio, puesto que finalmente se optó por la reconstrucción del mismo. 



A día de hoy, las familias damnificadas que tuvieron que abandonar sus casas, siguen deambulando de solución provisional en solución provisional, dado que es visible que tardarán en volver a lo que un día fue su vivienda. 



Es posible también, que una vez determinadas las causas, la tragedia del edificio de Campanar marque un antes y un después en la legislación de revestimientos, como ya ha sucedido en desgracias anteriores. 



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