Está claro que España nunca ha sido un referente ni un competidor en la carrera espacial, pero también es cierto que juega un papel secundario bastante importante debido a su localización. Repasando la historia de los vuelos espaciales, sorprende saber que Madrid y sus alrededores tuvieron, y sigue teniendo, su pedacito de fama en las grandes conquistas tecnológicas y científicas, formando parte de la red de intercambio de datos de otras naciones implicadas. El NASCOM, que desde 1964 hace de centro de comunicaciones de la NASA norteamericana, está instalado en la localidad de Robledo de Chavela, a 40 km de la capital.
En los años 60, la cobertura satelital era infinitamente menor a la actual, y era obligatorio disponer de bases secundarias que pudieran esquivar el efecto sombra que creaba la tierra al interponerse entre el objeto a seguir y el receptor debido a la rotación. Perder esa "visión directa" durante unas horas mientras el planeta te volvía a colocar en posición generaba múltiples problemas de control y seguimiento. Así que, el gobierno norteamericano, y la dictadura española, comenzaron a construir una enorme base de antenas que mantendría la cobertura enviando estos datos a las centrales de datos estadounidenses.
Robledo de Chavela
Como se puede apreciar en la imagen, el centro espacial, basado en la tecnología más avanzada, contrasta abiertamente con el escaso desarrollo español y el aislamiento de la posguerra española.
Los motivos de la elección de Robledo de Chavela estaban muy claros. Un espacio tranquilo rodeado de bosque, sin excesivas construcciones civiles, y alejado del "ruido" industrial y los pulsos que emiten las centrales eléctricas llevaron a apostar por este lugar. Con cerca de 47 hectáreas, el complejo se encontraba fuertemente custodiado, algo que se extiende hasta nuestros días, puesto que la seguridad está siempre presente en estos enclaves estratégicos.
Tenemos que pensar, que cuando esta base se construyó, lo hizo en medio de una guerra fría salvaje entre Estados Unidos y sus rivales soviéticos, y la carrera espacial era una competición a muerte con fines propagandísticos que ninguno de los estados quería perder.
Los americanos sabían de la importancia de esta base, incluso fue la elegida para recibir la primera foto obtenida por la NASA del planeta vecino Marte, el 14 de Julio de 1965.
Primera foto de Marte
Gracias a los éxitos logrados, la estación de Robledo continuó ampliándose y reconvirtiéndose hasta nuestros días, y aún se pueden observar las enormes antenas, incluso desde la lejanía. El tamaño de estas, es proporcional a su radio de "escucha", llegando a medir 70 metros de altura , y cubriendo unos 30 metros de diámetro .
Base de Robledo
Cabe destacar, que no siempre fueron estas antenas las moradoras del recinto, puesto que algunas han ido cambiando de ubicación, o han sido intercambiadas por otras en bases análogas cercanas, cubriendo las necesidades existentes en distintas fases del centro. Un total de seis antenas, pueblan hoy el paisaje, a cada cual más espectacular. La carretera, que rodea un flanco del recinto, nos hace comprobar el descomunal tamaño de cada una de ellas. Por desgracia, solo los profesionales que trabajan en los proyectos del centro de Chavela, pueden acceder al recinto, que está vetado a los curiosos, siendo imposible visitarlo por dentro.
Rodrigo de Chavela, vista del resto de antenas
Los proyectos de la NASA en la zona, no terminaron con la construcción de estas instalaciones. A escasos kilómetros de Rodrigo de Chavela, se encuentra la base de Fresnedillas, que también ocupa un lugar destacado en los proyectos espaciales.
El 4 de julio de 1967, aniversario del día de la independencia americana, la segunda base entraba en funcionamiento con la vista puesta en los viajes espaciales tripulados. Las antenas de esta ubicación estaban conectadas con otros centros en Australia y EEUU, y conseguían una cobertura total de todas las misiones, incluidas las Apolo, que fueron las más conocidas, y las que más fama reportaron a la agencia espacial norteamericana. De hecho, los míticos audios y vídeos de Neil Amstrong posando sus pies en la luna fueron recibidos por esta base, lo que la inscribió directamente en los libros de historia.
foto:Wikipedia
El centro de Fresnedillas, fue siendo ampliado posteriormente para poder dar cobertura a todas las misiones que la NASA operaba en el espacio. Apolo, Soyuz, Columbia, Challenger, son algunos de los nombres que controlaban estas antenas y sus trabajadores. Como ya hemos comentado, incluso algunas de sus antenas, fueron intercambiadas con su estación gemela de Rodrigo de Chavela.
A pesar de su importancia histórica, en la actualidad quizá no es la estación más espectacular visualmente, ya que sus antenas no superan los 20 metros de diámetro y altura, aunque ya sabemos que las apariencias engañan. Desde el principio, la base de Fresnedillas fue concebida para trabajar exclusivamente con las misiones Apolo, y usarla como cobertura por si algo fallaba en las instalaciones principales de Robledo. El gran número de misiones acumuladas en un periodo corto de años, hicieron que la base fuera ampliada en repetidas ocasiones. La decena de antenas que sobreviven hoy en día, siguen siendo utilizadas tanto en proyectos norteamericanos como europeos.
Base de Fresnedillas
Con la entrada del siglo XXI, y conforme la actividad de la NASA fue decreciendo, bien por falta de interés y presupuesto, o porque las empresas privadas comenzaron a igualarla en medios, la zona comenzó a ser "colonizada" por la ESA (Agencia Espacial Europea). Copiando el sistema americano, aprovecharon sus instalaciones para desarrollar sus proyectos propios y cooperativos con el gobierno americano. Ante la desaparición casi por completo de los viajes tripulados, y el crecimiento exponencial de la actividad satelital y otros proyectos, las dos agencias han desplazado sus esfuerzos hacia otras temáticas, como por ejemplo, la exploración del "espacio profundo".
Básicamente, estas actividades, pretenden monitorear los confines del espacio buscando respuestas como la creación del mismo, o el hallazgo de nuevos planetas que puedan albergar vida, así como estudiar las reacciones físicas espaciales lejanas a la tierra. Para ello, la ESA, construyo en las cercanías de la localidad abulense de Cebreros la primera antena destinada al espacio profundo. Esta estructura, única en Europa y extremadamente rara en el mundo (solamente hay 3 construidas y en funcionamiento) fue inaugurada en el año 2005 y tiene casi 40 metros de altura, contando con 35 metros de diámetro. A pesar de estar en la provincia de Ávila, se encuentra a unos dos kilómetros de la comunidad madrileña, por lo que todas las estaciones se encuentran en un radio más o menos cercano y con un paisaje tremendamente similar.
Desde su construcción, una de sus misiones principales ha consistido en el seguimiento del satélite Rosetta, un vehículo no tripulado que ha depositado un módulo de estudio sobre un cometa en movimiento. A pesar de que las instalaciones de Cebreros cuentan con un edificio de mando en el propio recinto, es controlada remotamente desde Alemania.
Desde luego, el gran despliegue de la industria aeroespacial no ha pasado desapercibido en la zona, y algunos de sus pueblos aprovechan el tirón de la carrera espacial como atractivo turístico. En Fresnedillas, se ha creado un museo lunar, y algunas calles reflejan el orgullo de este pueblo por su pasado histórico, existiendo en su callejero nombres como la calle Apolo 11.
Museo lunar de Fresnedillas
A pesar de los esfuerzos de las autoridades locales, el turismo espacial parece no tener el suficiente auge como para mantener una dinámica prospera y beneficiosa para la zona. A raíz de la pandemia de 2020, algunos de los puntos visitables en los centros de NASA/ESA cerraron, y no han vuelto a dar noticias de su apertura, por lo que cabe deducir que esta no se producirá en un futuro cercano. Tal vez el escaso interés de los visitantes, o la dejadez de las administraciones pertinentes, hagan que poco a poco este espacio tecnológico/cultural deje de serlo. Solo el tiempo, o los acontecimientos espaciales futuros, decidirán el rumbo de esta curiosa zona espacial "a la española".
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