Mérida, una ciudad en el objetivo de todos.
Desde tiempos inmemoriables, diversas tribus y civilizaciones se han establecido en esta localidad pacense. Aunque fue fundada en la prehistoria por pequeñas tribus, no alcanzó su esplendor hasta el 25 A.C, cuando mandó ser construída por el emperador Octavio Augusto para dar un retiro de lujo a sus soldados veteranos. Era una colonia romana numerosa y no repararon en gastos a la hora de construir una megaciudad de la época. La nueva ciudad emergió de la nada con un proposito lúdico cuya infraestructura giraba en torno al agua que aprovechaba principalmente del río Guadiana. Numerosos puntos de interés como termas, acueductos y el alcantarillado se conservan intactos a día de hoy.
Sin embargo, las grandes estructuras que se conservan se basan en el propósito festivo característico de la civilización romana: el anfiteatro, el circo, y los templos dedicados a los dioses hacen retroceder al viajero en el tiempo en un claro equilibrio entre lo antiguo y lo moderno. No debemos olvidar, que los romanos tenían en gran estima a esta ciudad, y la designaron capital de Lusitania.
Es muy dificil caminar por Mérida y no darse de bruces con alguna estatua, edificio o resto histórico de importancia. Pese a que distintas civilizaciones invadieron la ciudad, la huella romana permanece hasta nuestros días. Los visigodos se establecieron en Mérida durante un siglo (siglo V), convirtiéndola en su capital más importante, pero no tardaron en caer ante ejército musulmán, en el año 713. Dado que el carácter de la civilización musulmana era adaptativo y no destructivo, la ciudad apenas sufrió cambios de importancia.
Ya en el año 1230, la reconquista cristiana la hizo sucumbir y los musulmanes abandonaron aquellas tierras para siempre.
Para rematar su importancia geo-estratégica, en la actualidad Mérida es la capital de Extremadura, en reconocimiento a su gran pasado histórico.
Antiguo foro romano (templo de Diana) |
Uno de los numerosos accesos que conectan las dos estructuras |
en los extremos de la pista, pequeñas construcciones a modo de jaulas hacían de presentación a los gladiadores del día.
Pista y foso de servicio |
Panorámica (fuente:Wikipedia) |
Cavidades donde los gladiadores aguardaban su momento |
Dejando a un lado la política, es un inmenso placer pasear por el anfiteatro y descubrir sus "escondrijos" no tan secretos.
Entre las estructuras principales (anfiteatro y teatro) hay una zona que no debemos olvidar prematuramente, pues el enlace está colmado de jardines, estatuas rescatadas por los arqueólogos y otras muchas piezas recuperadas.
Jardines y restos arqueólogicos (el teatro como fondo) |
El ayuntamiento de Mérida se encarga de las visitas guíadas (muy instructivas) y del mantenimiento de los edificios y los jardines. Si en el resto de edificios históricos tuvieran la misma consideración, algunas ciudades podrían duplicar sus visitas de los amantes de la cultura antigua.
No tengáis prisa en a la hora de ver esta zona, pues siempre os quedará algo por descubrir que a primera vista pasará desapercibido.
Y ya por fín, el plato fuerte del complejo: El teatro.
Fotografía: Ayuntamiento de Mérida |
En ocasiones, el teatro vuelve a la vida en su forma natural, desarrollándose en él un sinfín de actuaciones y festivales conocidos mundialmente. Esa gran fiesta atrae numerosos visitantes, y no es para menos.
Cualquier rincón, cualquier ángulo, es bueno para hacer una fotografía en este lugar.
Imagen del exterior |
Arco de Trajano |
Una de las múltiples excavaciones de la ciudad |
Parte del puente romano |
El puente, además de conservar su valor histórico, ofrece privilegiadas vistas de los sotos y su entorno.
Un dato relevante es que la calzada romana "Vía de la plata" atravesaba este antiguo puente y conectaba importantes ciudades como Toletum (Toledo), Olissipo (Lisboa) o Cesaraugusta (Zaragoza).
A orillas del Guadiana, junto al puente, nos encontramos con otro gran enclave de la ciudad: la Alcazaba.
Aunque más moderna, la Alcazaba no está exenta de historia, multitud de civilizaciones la han utilizado con diferentes fines, incluso en la era cristiana fue usada como sede del Priorato de San Marcos de León.
Y en una ciudad casi enteramente romana, no podía faltar su estructura preferida: el acueducto.
La Alcazaba fue construida por Abderramán II en el año 805. Básicamente, su tarea era defensiva. Desde su privilegiada posición podía controlar las dos orillas del Guadiana y repeler cualquier ataque.
Sus murallas, de diez metros de altura, eran lo suficientemente altas y gruesas para hacer sentir a salvo a sus moradores, aunque finalmente sucumbió en la reconquista cristiana.
En sus profundidades, y tras distintas excavaciones, se han encontrado restos de calzadas romanas y una antigua puerta que defendía el puente de amenazas externas.
Muros de la Alcazaba |
En su interior todavía quedan los restos de un gran aljibe de agua. Unas escaleras nos conducen al subsuelo que se halla parcialmente anegado por aguas procedentes del río.
Entrada al aljibe |
Aunque gran parte del acueducto transcurría bajo tierra por agujeros horadados en la roca, parte de la zona emergente se conserva en los alrededores de la ciudad. En total, 12 kilómetros de construcción que abastecían a la ciudad y sus alrededores de agua limpia y potable.
En el interior de la ciudad, todavía quedan restos del trazado original, pero su fisonomía cambía mucho respecto al original.
Las legiones romanas "jubiladas" debían de gozar de un alto nivel de vida, puesto que tenían a su disposición enclaves para todos los gustos y bolsillos. Otro de los puntos de interés es el circo.
El circo consiste en una larga pista de arena con forma ovalada donde las cuádrigas disputaban carreras a gran velocidad. Todo el trazado está rodeado de graderios de tamaño mediano de los cuales aún se conservan zonas en buen estado, aunque a nivel general está muy degradado.
Aún se aprecian con claridad los restos de la pista |
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