miércoles, 26 de junio de 2019

Hueso a hueso, cráneo a cráneo. Cementerio Fontanelle (Nápoles, Italia)


Una colina, ubicada en la zona napolitana de Materdei, guarda uno de los mayores atractivos que unen la magia, el esoterismo, el horror y otros muchos calificativos algo sobrecogedores. Excavada en el propio monte, una amplia cueva recibe al visitante casi escondida entre las callejuelas que recorren este barrio italiano.


Barrio de Materdei 
Antes de sumergirme en la oscuridad de la cueva, me gustaría hacer una breve descripción de Nápoles y sus gentes:
Probablemente, la gente ya conozca la mala fama de esta ciudad costera italiana y todas sus zonas circundantes. Las preguntas más frecuentes de los visitantes divagan sobre la seguridad de la ciudad, pues Nápoles es, sin duda alguna, una de las urbes más peligrosas en apariencia. 
Puesto que no he residido en la ciudad, mi visión siempre será subjetiva y personal (no pretendo otra cosa), y no quiero entrar en conflictos como los que vemos en numerosos foros con opiniones encontradas entre visitantes, locales y gente desinformada. 
En mi opinión, Nápoles sí es una ciudad peligrosa, el índice de delincuencia es elevado a nivel de robos, pero además, la violencia y la tensión subyacen bajo una aparente calma en la vida local. 
Según los habitantes de esta gran urbe, la posibilidad de un robo está siempre presente, como en cualquier gran ciudad europea, pero también es cierto que ciertos colectivos, como las mujeres, descartan la opción de salir de noche, incluso si van en grupos numerosos. Esta opinión, fue expresada por una guía italiana, quien asimilaba como "normal" el hecho de no poder salir de noche. Evidentemente, esta afirmación es perturbadora, puesto que la mayoría de las europeas no tienen miedo a que el sol se esconda en su propia ciudad.
Lamentablemente, la realidad es que la vida napolitana de noche se ve muy mermada si la comparamos con la actividad cotidiana del día. Incluso el bullicio del tráfico da paso a una incomprensible soledad en las calles centrales de la ciudad. 

El Vesubio, preside el Golfo de Nápoles (vista desde la ciudad)
 La limpieza de las calles brilla por su ausencia. Toneladas de basura se acumulan en las calzadas, las aceras, incluso las casas. Además de la basura, el estado de las construcciones a veces es lamentable, las grietas en las fachadas, los pavimentos en mal estado y los tejados que amenazan ruina dan a Nápoles un aspecto terrible en comparación con otras ciudades turísticas. 
A pesar de que es una ciudad plenamente turística, sobre todo en verano con el desembarco de miles de visitantes procedentes de los cruceros, a priori no parece el típico paraíso que algunos venden.  
En las zonas cercanas a la estación central, desde la que parten numerosos trenes y autobuses, muchos hacia la conocida ruta circunvesubiana, el ambiente de caos es palpable. En cada calle, en cada esquina, el menudeo de droga y otros artículos ilegales es constante, a plena luz del día, y al amparo de las autoridades. 
Cabe recordar que esa zona de Italia está duramente controlada por las familias más importantes de la mafia, que son las responsables del menudeo, de la no recogida y el no procesamiento de los residuos que genera la ciudad. Como dato curioso, podéis entrar en diversos establecimientos de comida u otros negocios, si tenéis "suerte", os daréis cuenta de que muchos de ellos no venden lo que anuncian, y que posiblemente sean tapaderas de negocios mucho más sórdidos. Antes de ser crucificado a comentarios sobre esto, aclarar que me baso en vivencias personales. 



Desgraciadamente, según el servicio turístico de la zona, la única manera de que no te roben objetos de valor como cámaras, móviles y dinero es que no las saques de tu vivienda. El eslogan "si lo quieres conservar, no lo saques del hotel" es profundamente desalentador. 
Pese a lo dicho anteriormente, un visitante ajeno a la ciudad, puede pasear tranquilamente por la mayoría de barrios, tomando las mismas precauciones que en otras ciudades como Madrid, París o Londres. Aunque los napolitanos parezcan ariscos, en realidad la inmensa mayoría no suponen ninguna amenaza. 


El ejército se despliega en los puntos neurálgicos de la ciudad
A pesar de mis sensaciones personales, no creo que haya que temer por la integridad personal ni por los objetos materiales que llevemos, basta con tener un poco de sentido común.
Dejando a un lado esta cuestión, nos adentraremos en las entrañas del pasado de la ciudad, donde los más susceptibles vivirán una experiencia realmente aterradora.

Durante siglos, el barrio Materdei estuvo extrayendo materiales de origen volcánico que su inseparable Vesubio había vertido siglos atrás. La colina, fácilmente erosionable debido a la porosidad y su extremada inconsistencia fueron dando paso a un circuito de galerías y oquedades moldeando galerías de techos elevados y gran altitud. 
En el siglo XVI, Nápoles sufrió una serie de infortunios considerables que mermaron su población. El hambre, los terremotos, las erupciones del volcán cercano y las muertes naturales o por enfermedad, forzaron a la población a improvisar en pequeñas galerías de distintos montes cementerios provisionales. Con una ciudad desolada y parcialmente destruida, no había tiempo físico ni recursos para enterrar "dignamente" a las víctimas de todas las catástrofes. El miedo a las enfermedades en forma de plaga como el cólera, hicieron que los muertos fueran acumulándose en distintos nichos improvisados bajo los montes verdes. 
Tras los virulentos acontecimientos, los cuerpos fueron agrupados, sobre todo en la colina Capodimonte, que es donde se encuentra ubicado el cementerio de la Fontanelle. Se calcula que llegó a albergar 9 millones de huesos, puesto que los cuerpos ya se habían desintegrado. 

Entrada a la gigantesca cueva
Cabe destacar, que los restos de las personas que allí reposan tienen en general un nexo común: la pobreza.
A pesar de las múltiples tragedias, las familias acomodadas podían permitirse enterrar a sus muertos en condiciones normales, mientras que los vagabundos, los migrantes, y todo aquel que no tuviera un soporte económico o familiar, acababa en esta macro fosa común. 
Los 30000 metros cuadrados, albergan todo tipo de huesos, sobre todo tibias, fémures y cráneos, en perfecto orden, incluso algunos tienen la "suerte" de poder reposar sobre pequeños cojines cuidadosamente elaborados. 

Los cráneos se reparten por todas las esquinas de la cueva
A pesar de que fueron olvidados en un principio, el cariño de los napolitanos hacia este osario, sobre todo los vecinos y vecinas del barrio Materdei, ha conseguido dar un cobijo eterno mucho más acogedor. De hecho, son muchas las familias italianas, que "adoptan" un cráneo o un cuerpo, cubriéndolo de ofrendas y buenas intenciones. Aunque el término adoptar pueda resultar macabro, es la expresión que ellos mismos utilizan a la hora de hacerse cargo de los restos.

Las ofrendas son habituales en la Fontanelle
A pesar de lo que puede parecer, y de lo impresionante del lugar, el sitio transmite una sensación de paz y tranquilidad, a pesar de estar rodeado de millones de huesos humanos.


Muchos de los cráneos, muestran sobre sus cabezas monedas actuales de escaso valor, que son utilizadas para honrar a la víctima y demostrar que ya está apadrinada. 
Este osario, nos da una lección que algunos no quieren aprender, y es que bajo nuestra raza, etnia o religión, al final todos somos exactamente iguales ante la muerte. Allí no se diferencia a las personas, y juntas muestran un destino inevitable para todos los que a día de hoy aun respiramos. 
La única diferencia palpable en el cementerio es la edad, puesto que los cráneos más pequeños, evidentemente, pertenecen a personas de corta edad. 

Un niño reposa en un ataúd fabricado y honrado por una familia
Incluso con el enorme cariño y respeto que han mostrado los habitantes vivos con la "ciudad de los muertos" como muchos la llaman, el espacio tuvo que ser cerrado en 1969 por prácticas macabras y otros ritos no respetuosos. Afortunadamente, la calma volvió al lugar y hoy en día se puede visitar, siempre desde el respeto, este espacio tan impactante. 

Capilla dentro de los subterráneos
Como se puede apreciar en las imágenes, existen zonas para la oración dentro del credo católico habilitadas por los diferentes túneles.


En este caso, los laterales del altar, sirven como depósito de innumerables huesos que rodean una imagen cristiana.

Tres grandes cruces decoran el final de la cueva
Esta ubicación, para muchos conocida, es visitada también por escolares, puesto que por crudo que parezca, los más pequeños tienen que conocer la historia de su ciudad. 


La escasa iluminación en algunas partes de la cueva, hace que nos sintamos literalmente cara a cara con la muerte. Para los aficionados a la fotografía, este lugar es fuente de inspiración, puesto que son millones las posibilidades de obtener fotos "fuera de lo común". 

Vestido original
Este vestido, posiblemente del siglo XIX, es sumamente interesante, puesto que se observa a delicadeza de sus tejidos, a la vez que nos ofrece una estampa de película de terror. 



En definitiva, el "Cimitero Delle Fontanelle" es uno de los imprescindibles si decidís viajar a Nápoles o sus proximidades. 


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