jueves, 5 de abril de 2018

Marruecos. Un país de contrastes.





Desde tiempos inmemoriales, la historia de Marruecos está salpicada por pugnas entre las distintas tribus y superpotencias que han intentado una y otra vez hacerse con el poder de esta tierra norteafricana. Bereberes, touaregs, franceses y europeos en general, han ejercido su influencia para dominar esta puerta a África. 
En la década de los cincuenta, el "protectorado" marroquí consiguió librarse de la colonización europea y declararse como estado propio. Marruecos entró de lleno en la ONU y Hassan II impuso la monarquía constitucional de derecho divino. A pesar de la antagonista proposición, la monarquía sigue siendo respetada en el país. Actualmente, el rey Mohammed VI es respetado y querido por la población, no se sabe si por verdadera deferencia o por miedo a las represalias por las que se caracteriza este régimen. 
Multitud de conflictos entre pueblos y etnias se vienen prolongando a lo largo de la historia reciente de Marruecos: los riffeños, los territorios del Sáhara ocupados ilegalmente por el país africano, son algunos de los casos más sonados de las últimas décadas.

Dejando a un lado la geopolítica, Marruecos ofrece una excelente oferta al viajero: desde las calidas playas del suroeste, pasando por ciudades con encanto como Marrakech, hasta las impresionantes alturas que alcanza la gran cordillera del Atlas que sesga el país atravesándolo como una gran cicatriz. 


Bandera Marroquí
La bandera marroquí simboliza con el color verde de la estrella de cinco puntas el sello de Salomón sobre el color rojo de los descendientes del profeta Mahoma. 
La palabra "contraste" va a ser repetida hasta la saciedad en esta entrada puesto que es lo que mejor va a definir el viaje. 
A diferencia de otros destinos turísticos en el continente africano, el visitante no sufrirá el típico choque cultural al bajar del avión o cruzar la frontera en sus contínuos ferrys. Marruecos mantiene sus orígenes a salvo pero con un toque muy occidentalizado debido al gran flujo de migrantes en ambos sentidos y a su cercanía con Europa. Las ciudades costeras y las grandes capitales han "sufrido" la tendencia europea, y a simple vista, sería difícil saber en que continente estamos si no fuera por sus innumerables minaretes que aún se conservan para llamar a la oración. 
En cuanto a la religión, básicamente se profesa el Islam, pero como primer contraste observaremos que los musulmanes tienen distintas formas de incluir la religión y la ley sharia. La mayoría de marroquies de las grandes ciudades conservan el rezo, pero otras obligaciones pasan más desapercibidas. Fumar, beber, y otros "pecados menores" son exhibidos abiertamente, coexistiendo con tendencias más cerradas de la misma ley. El burka, prenda que se utiliza para cubrir completamente el rostro de las mujeres y que tanto nos llama la atención a los occidentales es minoritario, mientras que el Hiyab (pañuelo que sólo cubre el pelo o la parte superior de la cabeza) es el predominante en casi todo el país. Es también habitual ver a hombres y mujeres vestir con ropa europea.
En algunas ciudades como Fez y Marrakech son comúnes las tiendas de las marcas más prestigiosas presentes en Europa. 
Excepto por los territorios invadidos por la fina arena del desierto del Sáhara, el resto del país es un gran vergel. Grandes extensiones de cultivos se amontonan unos tras otros en un gran mar de plantaciones de cítricos y otros frutales, trigo y especias. 
Otro de los motores del país es la pesca. Cabe destacar que los territorios pesqueros de Marruecos son extensos, puesto que ocupa gran parte de la costa nort-africana. 
El otro motor del que las autoridades no hablan son los extensos campos de Marihuana ubicados en la zona de Chefchawen, que hace las delicias de muchos europeos y locales. 
El turismo, cada vez más reforzado, se está convirtiendo en fuente de riqueza. Mucha gente, al margen de los circuítos habituales se adentra con su propio vehículo buscando la adrenalina del desierto, viajes culturales, y el nada desdeñable número de personas que buscan turismo de sol y playa.
Al contrario que sus homólogos norteafricanos, Marruecos es un país con un exhaustivo control de sus carreteras principales, lo que repercute en la máxima calidad de sus carreteras en comparación con sus países vecinos. Las normas de tráfico se respetan a rajatabla (sobre todo por los conductores profesionales), y aunque el tráfico en el interior de las grandes ciudades sigue siendo algo caótico, el riesgo de colisión parece menor. Cabe destacar que en las ciudades coexisten los vehículos a motor (motocicletas, coches, autobuses y camiones) con carruajes tirados por caballos o carros de mano, además de bicicletas, peatones, etc. Un ballet perfectamente orquestado en el que el cláxon es imprescindible.

En cuanto a la seguridad a ojos de un visitante, las fuertes leyes antidelincuencia, entrelazadas con el carácter amable, honrado y hospitalario de los marroquíes hacen que el "peligro" desaparezca a las pocas horas de haber llegado al país. Por supuesto, como en cualquier ciudad o territorio europeo, los hurtos y algún pequeño altercado está a la orden del día, pero para nada se puede considerar a Marruecos como un país peligroso. Con las precauciones mínimas, saldremos adelante sin inconveniente ninguno de esta maravillosa experiencia. 

Marrakech, una ciudad mágica:
Aunque suene a tópico, Marrakech está impregnada en ese halo de misticismo en el que se entremezclan sentimientos, olores y rincones espectaculares. Desde su archiconocida plaza central que lleva el nombre de "Yamaa el Fna", pasando por sus enormes mezquitas como la Koutoubia, hasta sus eternos jardines que se reparten por toda la ciudad, transfieren un sentimiento placentero a todo el viajero que acude a la ciudad.


Plaza Yamaa el Fna, centro neurálgico (fuente:Google)
La plaza, situada en la medina antigua de la ciudad, es el epicentro de toda la vida cultural y de ocio de la urbe. Durante el día, espectáculos callejeros, tatuadoras de "henna" y otros pequeños negocios se entremezclan en un área muy extensa. Al caer la noche, la plaza ya es un hervidero y alcanza su mayor actividad, prolongándose hasta la madrugada. Incontables puestos de comida se montan y desmontan por doquier, coincidiendo con los horarios de comida y cena. Vendedores ambulantes, animales exóticos, cantos y juegos provocan un bullicio ensordecedor y aparentemente caótico. Las múltiples terrazas en altura ofrecen vistas panorámicas de la plaza donde se agolpan multitud de turistas disfrutando de alguna bebida refrescante o el tan característico té. 

Los animales son utilizados con fines comerciales

Puesto de prótesis dentales
Espéctaculos (algunos de ellos no muy éticos) de todo tipo se dan lugar en esta plaza. Malabaristas, músicos, bailarines y bailarinas, llenan de luz y color la plaza a todas horas del día. Cada espectáculo se ubica en un terreno, y según sea su popularidad la gente se agolpa formando gigantescos círculos si la actuación lo merece. 

Pescadores de botellas

Entre los espectáculos de dudosa ética, destacan el boxeo entre menores que deambulan por la zona o los monos autóctonos, que son los más perjudicados de este comercio que a veces choca contra toda lógica. 

Boxeo infantil
Pero la plaza, a pesar de ser el corazón de la ciudad, no es la única parada obligatoria del centro. 


La Koutoubia.
Esta mezquita, hermana gemela de la Giralda sevillana, fue erigida en el año 1158, y era una de las más grandes del imperio islámico. Desde su imponente altura de 77 metros, controla la gran plaza y se muestra majestuosa, sobre todo al atardecer. 


Aunque acceder al interior es imposible si no profesas la fé islámica, los exteriores están rodeados de jardines muy apreciados por los visitantes. En cuanto a la prohibición de acceder a las mezquitas, cabe decir que es una ley a nivel nacional, por lo que los interiores solo pueden observarse fugazmente desde el exterior. 


Dada su altura, la Koutoubia es facilmente distinguible a cientros de metros de distancia, lo cual es una ventaja para el turista más despistado. 
Antes de abandonar la zona centro, cabe destacar también la presencia de un extenso zoco anexo a la plaza Yamaa el Fna con laberínticas calles en la que podremos adquirir todo tipo de objetos artesanales de la zona. Imprescindible es, como en la mayoría de países norteafricanos, pasar un buen rato regateando el precio y "jugando" con el número y cuantía de los artículos. Los vendedores casi imponen esta ley no escrita y, si somos algo hábiles, tanto el comprador como el vendedor obtendrán provechosos tratos.

Zoco de Marrakech

Si nos alejamos un poco del centro, nos encontraremos con varios sitios que merece la pena visitar. Por una parte, tenemos la oportunidad de ver los "Jardines de la Menara", construídos en el siglo XII, y que aún gozan de buena fama por su estado de conservación en todo el país.

Jardines de la Menara
Un gran embalse artificial, lleno de carpas y otros peces, hacen las delicias de los marroquíes que pasean por sus instalaciones diariamente, entremezclándose con los turistas que tienen en su itinerario esta parada.
Otra de las paradas obligatorias son las Tumbas Saadíes, que datan del siglo XVI, y que fueron construidas por Al-Mansur, un sultán muy poderoso de dicha época. 

Tumbas Saadíes
Dentro del recinto, podemos encontrar tumbas cubiertas por edificios altamente ornamentados y tumbas en el exterior más sencillas. 

Los adornos sobre la tumba determinaban la escala social
Más moderno, pero no por eso menos bello, el "Palais Bahía", es visita casi imprescindible en todos los recorridos por la ciudad. Se trata de un gran palacio, donde los jardines y las grandes estancias se combinan dando como resultado un enorme edificio. Aunque su altura es baja, se extiende sobre muchos metros cuadrados creando diferentes ambientes como fruto de la combinación de colores. 


Cabe destacar que la mayoría de habitaciones, destinadas a diferentes usos, poseen grandes techos decorados en distintos materiales. 




Los jardines con frutales cítricos, forman un entorno muy confortable y recomendable. 
Respecto a Marrakech, recomiendo encarecidamente pasear sin rumbo por dentro de la medina o por cualquiera de sus calles aunque no sean las más conocidas. Perderse en el zoco o por cualquiera de sus callejuelas no tiene que ser motivo de estrés, sino convertirse en una experiencia única debido al gran magnetismo que ofrece al visitante esta gran ciudad.

Casablanca: 
La ciudad, a grandes rasgos, conserva muy poco de sus antiguas tradiciones. Edificios modernos, autovías, y mansiones de lujo, han desbancado a las construcciones típicas marroquís. Incluso la mezquita, pilar básico de los seguidores del Islam, carece de historia alguna, pues es de reciente construcción. 
Aunque la mezquita de Hassan II no sea relevante en la historia de la cultura musulmana, destaca su liderazgo en altura construida, convirtiéndola en el templo más alto del mundo (200m). Posee todos los adelantos en ingeniería en lo relativo a seguridad, comodidad y sistemas "antiterremotos". Posée una capacidad para albergar 90.000 fieles. 
Dejando de lado las impresionantes características técnicas, cabe destacar que es la única mezquita visitable en todo Marruecos previo pago de una entrada. Personas laicas, ateas o de otras profesiones pueden acceder a ella sin restricción alguna.



El mar Atlántico golpea la costa circundante a Casablanca, pequeños acantilados en los que no existen zonas arenosas, por lo que han construido decenas de piscinas de agua salada destinadas al ocio de los habitantes y turistas.



El gigantesco paseo marítimo ha sido reformado y se halla en inmejorables condiciones para pasear. Las vistas sobre el mar, las piscinas y los bares con terraza en primera línea, se alternan a lo largo de toda la zona marítima de la ciudad. 


Los típicos aguadores aún pasean por la ciudad, esta vez con fines turísticos
A ojos occidentales, la ciudad no ofrece demasiada oferta, puesto que las grandes fortunas mundiales han ocupado gran parte de la ciudad, convirtiéndola casi en coto privado para ellos. Las grandes mansiones se han adueñado de las zonas más tranquilas de la ciudad restándole encanto (bajo mi punto de vista) a esta ciudad.

Las nuevas mansiones no han respetado la arquitectura tradicional

Rabat:
La capital del reino de Marruecos se ha convertido en un centro neurálgico de negocios, donde también se acumulan los edificios estatales del rey Mohamed VI.
Las murallas y fortalezas de distintas épocas aun se conservan en esta extensa ciudad con gran historia. Bereberes, almohades, incluso romanos, vieron en Rabat un objetivo geoestratégico claro.
Actualmente, el complejo Dar-al-Mahkzen, da cabida a los eventos más importantes en la vida de los reyes que han gestionado Marruecos desde hace siglos. 


El palacio marroquí, siempre está fuertemente custodiado
El complejo se visita en un tiempo relativamente corto, puesto que la entrada a los edificios está prohibida a los turistas por motivos de seguridad. Una mezquita, un patio de armas y el palacio componen este gran recinto de la ciudad. 

Miembros de distintas fuerzas de seguridad custodian las puertas del palacio
Una de las visitas más interesantes a mi juicio en Rabat es el Mausoleo de Mohamed V. Un gigantesco recinto semiamurallado alberga la tumba de este apreciado mandatario, que reposa junto a sus hijos en el mismo. Mohamed V fue uno de los grandes impulsores de la independencia marroquí. Aparte de este gran logro, el monarca se declaró en rebeldia frente al régimen francés de Vichy, saltándose las leyes antisemitas y protegiendo así a 400.000 judíos marroquís. 
Fachada del mausoleo
Tumba real
El recinto aloja uno de los monumentos más emblemáticos para los habitantes del país, la torre Hassan. 
Tras un largo periplo en el exilio, el rey Mohamed V anunció la indepencia de Marruecos en la explanada del recinto, bajo la torre Hassan y ante una muchedumbre enardecida tras años de contiendas violentas. 

Un guardia observa la torre Hassan desde su puesto en la entrada del mausoleo
Aunque la torre sufrió abandonos reiterados en su construcción, que provocaron que no alcanzara la altura deseada (mide 40 metros, de unos 60 proyectados), sigue siendo un elemento de gran belleza. Al igual que la Koutobia de Marrakech, esta también es gemela de la Giralda sevillana.

La torre preside la gran explanada
A diferencia de la ciudad de Casablanca, Rabat, pese a estar también "occidentalizada", conserva la fisonomía de las ciudades norteafricanas. 

Panorámica de la ciudad

                             

Rabat esconde lugares mágicos. En medio de una gran urbe, con vistas al gran estuario del río "Bu Regreg", una antigua Kasbah (ciudad amurallada) resiste a las influencias modernas y mantiene intacto su estilo. Se trata de la "Kasbah de los Udayas". 
Este enclave se compone de calles laberínticas con casas de poca altura y con las fachadas pintadas de azul y blanco, que recuerda tímidamente al famoso pueblo tunecino de "Sidi Bou Said". 


El barrio tiene dueño: los gatos. Hace falta saber que en Marruecos, los gatos son casi venerados. La gente deposita comida y agua en las calles para ellos, y se nota en la evidente buena salud de la que gozan los felinos. El motivo de esta "adoración" que sienten los habitantes de este país por los gatos viene condicionada por motivos religiosos. Según las creencias islámicas, el gato es considerado como un animal "limpio", al contrario que los perros, que son denigrados en cierto modo en comparación con los gatos. De hecho, es raro ver a gente de la zona paseando perros, algo a lo que estamos acostumbrados en la cultura europea. 

Las casas se ornamentan con todo tipo de plantas

En definitiva, merece la pena perderse por este barrio y acceder a su zona alta, desde la que se puede observar el río en su desembocadura al Atlántico. 

Vista del estuario desde el mirador de la Kasbah

Fez:
Una de las ciudades más importantes de Marruecos, y a su vez, más visitada. 
Construido en el Siglo XIV, el palacio real de Fez es uno de los más grandes y antiguos del país. Cabe destacar, que en su tiempo, se construyó fuera de la medina de la ciudad, pero eran tantas las necesidades del palacio, que poco a poco hizo nacer otra medina en sus alrededores. 
Aunque la visita no está permitida, se pueden contemplar sus gigantescas puertas y sus recargados adornos con azulejos y otros materiales. No hay que olvidar que Fez era uno de los grandes centros de prodrucción artesana de Marruecos, y lo sigue siendo hoy en día.

Cientos de turistas admiran el palacio
En Fez, podremos encontrar todo tipo de gremios artesanales, desde la orfrebreria tradicional, alfarería, telares, a curtidores de pieles. Todo un paraiso de olores, sensaciones y experiencias que no dejarán indiferente a nadie.
Aunque la ciudad de Fez se ha extendido hasta alcanzar los dos millones de habitantes, aún conserva bien definidos sus antiguos zocos, bien diferenciados por la edad en la que se construyeron. Desde las calles más amplias del zoco más moderno, hasta el laberinto más angosto del más antiguo.
Panorámica de Fez

Detalle

Tanto si vais en un viaje organizado como por libre, Fez es un escaparate de oficios antiguos del cual podéis disfrutar allá por donde vayáis.

Alfarero trabajando


                                      
                             

Los artesanos de Fez son verdaderos artistas, tan habilidosos como poco reconocidos. Las posturas incómodas, la dureza del trabajo y los años de aprendizaje, muchas veces son infravalorados por ojos ajenos. 
Sin duda alguna, la mayor concentración de artesanos y sus productos se encuentra en el zoco de la ciudad. Un recorrido a fondo por sus calles puede sacar de quicio a más de uno, atascos, excesiva afluencia, calles estrechas, etc. A pesar de todo, el zoco tiene un gran valor y es recomendable perderse por sus calles. En un recorrido en profundidad, se pueden llegar a recorrer hasta diez kilómetros en el laberíntico entramado comercial. 


La puerta azul suele ser el acceso habitual por donde empezar a adentrarse en los más de 7000 callejones de los que se compone el zoco. Es aconsejable tomarse la visita con calma y con una mente abierta. Algunas escenas pueden herir la sensibilidad del occidental medio. Hemos de recordar, que aquí no hay trampa ni cartón. El marroquí medio acude aquí a comprar sus productos básicos, por lo que veremos como despiezan animales, condiciones de higiene en los alimentos a veces dudosas y otras escenas de la vida cotidiana que pueden resultarnos chocantes. Es un buen momento para tomar nota y reflexionar, puesto que en nuestra cultura, habitualmente la carne es "aséptica", dado que vemos la carne envasada, sin plumas, sin sangre... sin dolor. La cultura del centro comercial nos "idiotiza" hasta tal punto que no somos conscientes de lo que comemos ni de cómo o de dónde proviene. 
En el caso de que la visita a este zoco (o a cualquier otro) suponga algún dilema existencial, tenemos a nuestra disposición en el propio zoco fabricantes de lápidas y otros enseres funerarios. 

Fabricante artesanala de lápidas
Dejando atrás los dilemas morales, el zoco es una gran experiencia. 
Pero no todo son artesanos y comercios. 
La Madrassa de Bou Inania (escuela del Corán) es un buen ejemplo. Es un sitio de reunión y aprendizaje donde los niños aprenden durante años el Corán de memoria. Más tarde, el resto de su enseñanza consiste en explicar y razonar todo aquello que antes han memorizado.



Cabe destacar la belleza de las paredes, ornamentadas a más no poder. 

Espacio destinado a la oración
Por supuesto, las mezquitas abundan por todo el zoco, bien sea en forma de pequeñas mezquitas "escondidas", como en forma de mezquitas de mayor tamaño expuestas al público (aunque esté prohibido acceder). 
Lugar de oración
  
No se puede entrar...pero se puede "fisgar"
                                         
Pese a que los artesanos trabajan duramente, en el zoco encontraremos numerosas marcas chinas, puesto que sale ya más rentable importar el producto ya manufacturado que elaborarlo en el país. 


Ejemplo de calle estrecha del zoco
Indudablemente, los vendedores han agudizado el ingenio y son grandes comerciales que tratan de venderte infinidad de productos más o menos prácticos. Hay que resaltar su amabilidad, su estratégia comercial, y su afán incansable por cerrar una venta.

Espectacular publicidad adaptada

Conforme se avanza, el paso se estrecha. Los zocos más antiguos albergan una de las visitas estrella de esta ciudad de Fez: el barrio de los curtidores. 
Una gran experiencia, no exenta de malos olores que acabaran con los más sensibles, pero que sin duda es una de las grandes atracciones. Decenas de tinajas, con distintas sustancias y pigmentos, sobre las cuales los sufridos trabajadores curten las pieles. 
En mi opinión, no compraría jamás ninguna de las pieles que allí tienen, siendo que existen las pieles sintéticas, pero siento admiración y a la vez algo de pena (por el salario que reciben) por los trabajadores que allí subsisten. Las pieles más utilizadas son las de cabra y camello. Bolsos, abrigos y chaquetas se amontonan en la zona comercial de la fábrica de pieles. 

Curtidores, vista general
Trabajadores en acción
Aunque a ojos del turista Marruecos no es un país "barato", el salario de la mayoría de los marroquís podría catalogarse de mísero. 
Como la visita al zoco puede prolongarse en el tiempo, es conveniente hacer una parada o varias para comer y relajarse, puesto que puede llegar a ser agotador. En el zoco de Fez la oferta gastronómica es generosa, sobre todo de platos típicos que harán las delicias de los visitantes. 


Preciosa vista del zoco con un minarete de fondo
Abandonamos Fez, en el centro del país, para dirigirnos a la zona más desértica del país. Como hemos dicho, los contrastes abundan en Marruecos, por lo que pasaremos de un entorno urbano y cosmopolita, a una sucesión de parajes naturales espectaculares. 
Antes de encontrarnos de lleno con el extenso Sáhara, tendremos que atravesar la cordillera del Atlas, que sesga el país como una cicatriz, convirtiéndose en una cordillera gigantesca, aunque no excesivamente alta. 
En pocas horas, pasaremos de un clima normalmente caluroso o cuanto menos agradable, a tener que abrigarnos según la estación del año.
El pueblo de Ifrán y sus alrededores, dan cuenta del cambio de paisaje. Extensos bosques de cedros (árbol que se compone de una madera muy cotizada) sustituyen a las típicas palmeras de la zona Oeste del país. Las planicies o superficies con pequeñas lomas dan paso a un paraje de alta montaña. La nieve se hace protagonista a partir de determinadas cotas. 


Alrededores de Ifrán 
Vista parcial de Ifrán
Como curiosidad, decir que en Ifrán (más conocida como la "Suiza marroquí"), podemos encontrar un gran león tallado en piedra por un prisionero, que permanece como recuerdo al león que dominaba antaño el Atlas. 

León de Ifrán
Tras kilómetros de sinuosas pero bien mantenidas carreteras, observaremos diversos tipos de paisajes. Podremos observar la majestuosidad del Atlas mientras recorremos decenas de kilómetros sobre planicies semiáridas.

Todos los paisajes "en uno"
También, como salidas de la nada, empezaremos a vislumbrar las gargantas que van formando los ríos que descienden del Atlas en la piedra porosa que abunda en la zona.

Garganta a pie de carretera


Por lo tanto, en escasas horas, podemos disfrutar de paisajes puramente alpinos, para pasar a zonas que bien podrían asemejarse al Gran Cañón del Colorado.
En estos paisajes tan cambiantes, la seguridad de los habitantes siempre estaba amenazada, por lo que las construcciones eran defensivas aunque su uso no fuera militar, las Kasbahs, los Ksar, y otros tipos de fortificaciones se encuentran camuflados en el paisaje.


La mayoría de aldeas y pueblos se encuentran resguardadas en las faldas de las montañas, y como no podría ser de otra manera, el agua de los ríos es el eje vertebrador de muchas de estas poblaciones. 
Dada la cantidad de agua que "vierte" el Atlas, el paisaje se va erosionando, pero también da lugar a vida vegetal como los palmerales.



Como antaño, los palmerales siguen siendo aprovechados industrialmente, o simplemente para cobijo de los rigores del verano. 

Tras otra tanda de kilómetros, nos encontraremos con otro de los colosos de Marruecos, esta vez en forma de desierto: el Sáhara. 

El Sáhara ofrece infinitas posibilidades
Erfoud:
Esta ciudad abre las puertas al gigantesco desierto del Sáhara occidental. Las touroperadoras ofrecen cientos de servicios, desde un paseo en camello, a pasar una noche en la típica haima bereber en el desierto, hasta poder contratar un todoterreno y adentrarse en las inmensas dunas. Por supuesto, los propios turistas más preparados, recorren el desierto con sus propios vehículos buscando una experiencia de aventura. 
Pero Erfoud no solo vive del desierto. Uno de los platos fuertes de la región y del país es la extracción de fósiles de las áridas piedras. Los "buscadores" cavan enormes agujeros en la roca sin ningún medio avanzado de perforación, y extraen grandes planchas de piedra en las que aparecen decenas o cientos de cotizados animales y plantas fosilizadas, sobre todo del Cámbrico (etapa en el que el mar cubría gran parte de la tierra con una gran variedad de vida). 
Marruecos, es posiblemente el país que más fósiles exporta al mundo. 

Plancha de fósiles
                           


Trilobites, ammonites y orthoceras, entre otros, se apilan en las cooperativas de fósiles dedicadas a la extracción y venta. 

De nuevo en ruta, volvemos hacia el sureste del país para visitar la zona de Ouarzate. Como viene siendo habitual la cordillera del Atlas es atravesada en distintos puntos, por lo que los paisajes deben ser valorados, sobre todo por su continuo cambio. También recorreremos zonas más "rurales", en las que podremos ver desde los habituales animales de la zona (cabras, burros, camellos), como viviendas más humildes, incluso carpas bereber más o menos modernas. 



Como curiosidad, decir que las carreteras están "adornadas" con símbolos bereberes en las faldas de las montañas aledañas al transcurso de la misma. 

Símbolo bereber
Los pueblos, como ya hemos visto anteriormente, se ubican en los ríos y pequeños lagos que nos regala el paisaje.


Las montañas se van elevando, y los ríos corren con más fuerza, erosionando más si cabe las piedras más débiles. Uno de los máximos exponentes es la conocida garganta del Toudra. Enormes taludes verticales respaldan al río en su transcurso por esta zona. 


Visitar la garganta no requiere de mucho tiempo, puesto que la zona habilitada es bastante corta, pero eso no le quita ni majestuosidad, ni espectacularidad. La visita se puede prolongar visitando los valles cercanos.

Alrededores del río Toudra
Ouarzazate:
Al igual que Erfoud, esta ciudad es denominada también como la puerta del desierto, dada su cercanía. 
Aunque la ciudad en sí, de apenas 70.000 habitantes no tiene un gran patrimonio, cabe destacar que allí se afincan las mayores productoras de cine del país, y probablemente, algunas de las más grandes en cuanto a construcción de escenarios para películas. Lawrence de Arabia, Asterix y Obelix, Gladiator, Star Wars, y otras muchas, han sido parcialmente rodadas en las inmediaciones de la localidad. Las grandes multinacionales del cine posaron sus ojos en estos parajes desérticos en los años 60, y a día de hoy, siguen viendo como apuesta segura rodar allí. Cualquier película relacionada con Egipto o Roma, tiene que pasar casi a la fuerza por los estudios de Ouarzazate. 

Fachada de uno de los estudios
Infraestructuras principales de otro estudio
Aunque he comentado que Ouarzazate no posee gran patrimonio en cuanto a lo patrimonial, ningún visitante puede abandonar la ciudad sin visitar la Kasbah de Taourirt. 
Declarada patrimonio de la humanidad, fue la residencia de uno de los gobernantes más poderosos de la región. La Kasbah es una fortaleza de gran tamaño, en la cual podemos adentrarnos y conocer sus infraestructuras internas. Cuenta con varias alturas en las que se ubican las alcobas, las salas de reuniones y los patios de armas. 

Interior de la Kasbah
Desde su interior, se pueden observar detalles de la vida cotidiana de los antiguos habitantes de esta gran Kasbah.

Vista interior de las angostas escaleras
Debido a su altura, y sobre todo, a la baja altura del resto de construcciones, podemos observar buena parte de Ouarzazate.


Fachada de la Kasbah
No cabe duda de que la Kasbah de Taourirt es importante, pero la gran joya de la región se encuentra a escasos kilómetros de Ouarzazate: Ait Ben Haddou.
Ait Ben Haddou es un Ksar (ciudad fortificada) de enorme trascendencia. Muchas de las películas más famosas de la historia han elegido este emplazamiento para rodar sus escenas. 


El río, con su correspondiente palmeral, el tono rojizo de sus construcciones, etc., confieren al lugar un gran prestigio y un regalo para la vista. En esta fortificación conviven los habitantes con los turistas y cinéfilos en perfecta armonía. Muchos de los residentes habituales han montado puestos de venta dedicados al turismo y reciben al extranjero con los brazos abiertos. 

Puerta de entrada 
También se puede subir a la colina que preside esta ciudad fortificada y hacerse una idea global de la miniciudad que se ha creado entre sus murallas. 
Pero no todo es turismo en Ben Haddou, los antiguos oficios y las labores del campo permanecen intactas en la ciudad fortificada. 

El día a día en Ben Haddou
En caso de continuar el camino en dirección a Marrakech, nos encontraremos de nuevo frente a frente con el Atlas. Esta vez, la carretera se hace mucho más sinuosa y la altura que se alcanza es considerable. Estas carreteras son aprovechadas por los amantes de los rallys de todo tipo. En bici, en moto, en coche o en camión, son ya cientos los extranjeros que apuran sus motores en estas curvas interminables.



Esta vez, pudimos contemplar el gran rally de los Renault 4, en el que participaban cientos de coches. La dureza del terreno provocó que muchos acabaran rindiéndose en los árcenes, aunque a nadie parecía importarle el resultado final de la carrera. 

Las curvas de herradura son constantes
Los propietarios no escatiman en detalles
Aunque creo que este post ha sido bastante extenso, es solo una visión muy global de Marruecos. El país norteafricano tiene unas dimensiones considerables y unos potenciales muchísimo mayores. Ciudades importantes como Tánger, Chefchawen y otras muchas han quedado sin visitar, por lo que es un país para volver y ver más en profundidad. 
Como reflexión personal, creo que es necesario viajar al país con una mente abierta, sin ideas predefinidas y con ganas de conocer la cultura real, no la que vemos en los medios de comunicación. Creo que es muy importante alabar y reconocer el esfuerzo de los habitantes de estos países por darnos a los de fuera un trato cercano y agradable. En mi opinión, los estereotipos han causado estragos en nuestras mentes occidentales, y es algo que tenemos que desterrar inmediatamente. La llegada en masa de marroquís a todos los puntos de Europa es cierta, al igual que es cierta la afirmación de que cada vez son más los europeos que migran a territorio marroquí aprovechando su potencial. En temas políticos, el rey sigue sustentado por la mayoría del pueblo, pero la realidad es que sigue existiendo la represión de territorios y colectivos que al rey Mohamed VI le "estorban". Merece la pena tomarse la molestia en conocer la situación real de los habitantes con los que nos vayamos encontrando a nuestro paso y sacar nuestras propias conclusiones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario